lunes, 4 de agosto de 2008

Sabiduría campesina

Sería dramático para la humanidad que se perdiera de un plumazo el saber adquirido por los campesinos durante milenios por no haberlo valorado en su justo término.

Es posible que dicho conocimiento no pueda ser definido cuantitativamente en una cifra transferible a divisas y sin embargo, el impagable valor de su obstinada dedicación cotidiana quedaría exento de toda discusión.

A ellos les debemos la preservación de la vida en su inmensa diversidad de formas, olores, colores y sabores, pues en cada paraje agrícola han sabido labrar, cosechar y producir las variantes autóctonas que mejor se adaptaban a las contingencias climatológicas y a las condiciones productivas de la tierra a base del consabido método de ensayo-y-error.

En torno a sus quehaceres cotidianos se ha articulado buena parte de la sociedad y su cultura rural, con el cocinado de los platos típicos, la construcción de viviendas en función de los materiales disponibles, los rituales para demandar agua a las deidades, la celebración de las diversas festividades religiosas, el mercadeo de la producción en las plazas...

Han representado el sustento alimenticio de nuestra civilización, aunque la absoluta desconexión hacia los procesos productivos del medio y el procesado industrial de los alimentos nos conduzcan a relegarlos a menudo a un plano secundario.

Por todo ello y mucho más, cabe festejar y recibir con agrado la gestación de iniciativas globales altermundistas como Vía Campesina o la más próxima geográficamente Universidad Rural Paulo Freire, como nexo de intercambio de experiencias e impresiones y transmisión de conocimientos prácticos entre agricultores, docentes y alumnos.

Este último proyecto "para la movilización ciudadana y la transformación social" pivota en torno a nueve colectivos dispersos por la geografía peninsular y centra su actividad actual en torno a cuatro cátedras: Agroecología en sistemas esteparios, Construcción con Tierra, Gestión de residuos orgánicos y Dinamización rural en zonas deprimidas, con la finalidad de establecer un entramado social campesino de resistencia contra la imposición del discurso único del monocultivo y la productividad a cualquier coste que trae aparejada la dinámica globalizadora de mercados.

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