lunes, 30 de junio de 2008

El cauce de un río

Hoy os voy a proponer una sano ejercicio mental. Se trata de situarse en el pensamiento de un río como si este tuviera conciencia de sí mismo.

Me presento como deferencia de cortesía. Soy un río. Un río al mismo tiempo singular, pues cada uno de nosotros lo somos, pero con tantas similitudes con otros. Al fin y al cabo, los ríos no hacemos distinción entre los de mayor caudal, los de un recorrido más extenso o los de formas más sinuosas o sugerentes, pues estas disquisiciones son más propias de quienes persiguen encorsetarnos, clasificarnos y distinguirnos, al no conocer modos distintos que la muy simplona escala cuantitativa.

Tanto nos da si se trata de riachuelos, afluentes, principales...se puede decir que los ríos somos entes tolerantes con nuestros semejantes. De hecho, cuando varios de nosotros nos encontramos y aunque nuestras aguas sean más o menos dulces, más o menos densas o más o menos pobladas o diversas, no ponemos impedimento alguno para converger con el otro. Se podría decir que hasta celebramos tal encuentro con algarabía y buscamos un punto medio en el que saber entendernos.

Los ríos, como los humanos, nacemos en lo elevado de un monte y perdemos altura conforme avanzamos en nuestro recorrido, nos vamos topando con obstáculos que salvar, discurrimos plácidamente dibujando cascadas, meandros y pozas, nos integramos como un elemento más del paisaje, alimentamos y refrescamos a vegetales y animales que precisan de nuestros nutrientes y no discriminamos las fronteras, puesto que consideramos a estas como artificios impuestos por quienes se han creido en posesión de los territorios que surcamos. Un nuevo gesto de arrogancia de quienes se consideran amos y señores del mundo.

No puede decirse que los ríos seamos transigentes con todos el resto de factores ambientales, pues nos molesta o más bien nos hastía cuando vierten contaminantes sobre nuestras aguas. Nos hacen perder calidad de vida y al mismo tiempo y con un cierto rencor se la hacemos perder a aquellos que nos han contamidado y a otros que, aunque justos, pagan como pecadores de un crimen que no cometieron. Me pregunto en que error hemos incurrido para que nos hagan semejante faena. Otros se preguntarán lo mismo probablemente. Y con razón.

Del mismo modo, nos enrrabietamos cuando la climatología se pone adversa. Las lluvias excesivas nos desbordan y las tormentas nos revuelven. Y despreciamos cuando nos disponen esas horrendas presas de hormigón para impedir nuestro libre transitar. Si nosotros no ponemos coto a su libertad, ¿por qué lo hacen ellos con nosotros?

Tras el recorrido que efectuamos, nos fundimos con el mar porque, aunque distinto en sus propiedades y peculiariedades, somos conscientes de que el entendimiento el posible y describimos un último tramo de nuestra trayectoria en común, haciendo de la transición mutua su seña de identidad. Y así dejamos paso a nuevas aguas que vendrán y el ciclo sigue su curso como debe ser. Confío en que así sea por siempre.

Gracias por atender a este humilde río y se agradecerá que en adelante seáis tan considerados conmigo como yo lo soy con vosotros. Un cordial abrazo.

domingo, 29 de junio de 2008

La mirada que nos alumbra

El rostro compungido de Marcos se oculta tras el sempiterno pasamontañas negro y bajo la visera de color parduzco. No por vergüenza, sino por temor a represalias. Por miedo a que los lacayos del capital adopten actitudes represoras contra su persona.

Los paramilitares acechan contínuamente Selva Lacandona y territorios circundantes, en la región mexicana de Chiapas, a la captura de un guerrillero indígena, de un ciudadano inconformista con el actual estado de las cosas, de una personita humilde a la que le ha sido usurpado su derecho legítimo a una vida digna.

Su mirada alicaida no niega lo adverso de la situación, pero su proverbial palabra alumbra siempre con esperanza, con la providencia de quien sabe que, pasito a pasito, los objetivos se irán cumpliendo, que al final del sendero se hará justicia social y se hará para la totalidad de la población, no para un reducto de privilegiados.

La toma de San Cristóbal de las Casas hace ahora 14 años, no fue un brindis al sol, un "happening" espontáneo, una pica en Flandes, sino una clarísima llamada de atención a los gobernantes mexicanos para hacerles ver que los pueblos indígenas no tenían intención de seguir doblegándose por mucho tiempo más. Que había llegado el momento de hacerse valer, de reivindicar su legítimo derecho a cultivar las tierras sin ser enajenados de su producción y a asignar los recursos de un modo justo y equitativo. Para nosotros nada, para todos todos. Si hay alimento para el disfruto del grueso de la población, no se puede consentir que tanta y tanta gente muera de inanición.

La lucha es mucha. Ingente. Excesiva para algunos. Y sin embargo, necesaria. Los colores de la tierra deben ser empleados en la paleta para dibujar una atmósfera multicolor. De lo contrario, estaremos perdiendo tonalidades y la vida se tornará gris y anodina. Y no podemos permitirnos ese lujo. Bajo ningún concepto.

viernes, 27 de junio de 2008

¿Hay vida más allá del supermercado?

Bah! es la clásica expresión de desdén hacia algo que nos desagrada, de desapego ante un hecho concreto que no discurre por los cauces esperados, de desaire ante una acción a la que restamos importancia para no salir escaldados.

Todo esto es cierto, pero también lo es que Bah! es una realidad constatable en forma de proyecto de agroecología que pretende rescatar lo valioso de las prácticas agrarias tradicionales que han sido relegadas al ostracismo y el olvido en favor de las prácticas agroindustriales de semillas seleccionadas por quienes poseen las patentes, fitosanitarios rebosantes de petróleo, condiciones laborales depauperantes para el trabajador y canales de distribución interminables.

Su propuesta se sustenta en mantener un contacto estrecho, de apoyo y entendimiento mutuo con los campesinos e inquirirles sobre aquellos aspectos de su entramado cultural, de su organización social, de su comportamiento en y frente al campo para ponerlos en práctica a través de una cooperativa.

Esta cooperativa plantea propuestas en su asamblea general, estas son trasladadas para ser debatidas a las distintas asambleas semanales de cada grupo autogestionado de consumo (GAK), en las que se adopta una postura de cada grupo que se traslada de nuevo a la próxima asamblea general.

Cada GAK funciona de modo autónomo y desde el principio de corresponsabilidad entre productores y consumidores para la asunción de inversiones, puntos y encargados de la distribución, contenido y valor de las bolsas, dimensión del proyecto, etc.

Y como el Bah! madrileño, hay infinidad de propuestas de agricultura ecológica a través del modelo de "la cesta del horticultor", así que sólo te queda enterarte de la alternativa más próxima a tu lugar de residencia y comenzar a consumir desde un punto de vista ético y moderado.

jueves, 26 de junio de 2008

Sendas que discurren en paralelo













Es curioso como en ocasiones y sin planteárnoslo previamente, algunos individuos tendemos a trazar trayectorias vitales en paralelo.

Ese es el caso, en cierta medida, que nos ocupa hoy. Hoy se celebra, como muchos sabréis, un siglo transcurrido desde el nacimiento de Salvador Allende Gossens y este año se conmemora el 25º aniversario del fallecimiento de Salvador Puig Antich, última víctima ejecutado por garrote vil en los estertores de la dictadura del general Franco.

Salvador Allende sólo pudo disfrutar de su mandato 1000 días, pues su régimen democrático emanado de las urnas fue boicoteado por el golpista Augusto Pinochet. Salvador Puig se unió al M.I.L. (Movimiento Ibérico de Liberación) para luchar por el derrocamiento de un régimen dictatorial y represivo producto de un golpe de estado a la voluntad emergida de las urnas republicanas.

El mandato del socialista Salvador Allende abarcaría el período de 1970 a 1973, tras el cual se despidió con un discurso memorable que calaría hondo en la población mundial y dicen que su retirada se produjo portando un AK-47 obsequio de Fidel Castro. El MIL, organización obrera armada de tintes anticapitalistas y antidirigistas, abarcó aproximadamente de 1971 a 1973, por lo que ambas acciones se desarrollaron simultáneamente.

Tanto las ideas de Salvador Allende, como los ideales de Salvador Puig estaban muy lejos de arraigar en la población (el primero logro alcanzar apenas un 36,3% de los sufragios y el segundo operaba desde la clandestinidad), incluso hoy en día. Ambos eran de ideología socialista/comunista y la practicaban desde la heterodoxia, alejados aunque por distintos motivos de las doctrinas dictaminadas por Lenin y del autoritarismo infringido por Stalin.

Ambos murieron contra su voluntad (Salvador Allende se suicidó y Salvador Puig fue asesinado por garrote vil), sin haber logrado sus objetivos (establecer la libertad en contra de los postulados dictatoriales y capitalistas) y su figura ha sido envuelta posteriormente con un halo de heroísmo y miticismo que los ha transformado en leyenda.

Mi más sentido recuerdo para ambos: vuestra lucha no ha quedado en el olvido.

miércoles, 25 de junio de 2008

El aceite de piedra dejará de engranar la economía

Cuando hace unos días leí un artículo en El País escrito por Cayetano López, profesor de primero de mi carrera, ex-rector de la UAM y director adjunto del CIEMAT, me sorprendió la lectura que el mismo hacía sobre lo costoso que se está volviendo obtener energía.

Si realizamos un somero repaso histórico a los hitos energéticos emulando a José Manuel Naredo en el lúcido análisis "Raíces económicas del deterioro ecológico y social", nos percataremos que mientras los setenta fueron la década de la concienciación ambiental por excelencia, con el florecimiento del ecologismo ya como ente independiente del pacifismo, la publicación del informe "Los límites del crecimiento" por parte del Club de Roma o la obra de E.F.Schumacher "Lo pequeño es hermoso", la celebración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano que tuvo lugar en Estocolmo y de las sucesivas crisis energéticas (1973, 1979), que pusieron de manifiesto el escasez de un recurso agotable como es el petróleo; los ochenta supusieron un paso atrás y un empleo desmedido y despilfarrador de dicho recurso.

La citada década y hasta que nos topamos con la tercera crisis energética, de 1990, sirvió para el desarrollo de una economía creciente y boyante al amparo de una quema incesante de un combustible fósil que la tierra se había preocupado, consciente o inconscientemente, de atesorar durante milenios y que no dudamos en agotar con descaro prepotente en cuestión de un puñado de decenios.

El cociente EROI (Energy Return on Investment), sencillo parámetro de rendimiento energético que divide la energía obtenida entre la energía invertida para obtenerla, ha variado de 100 a 10 su valor para el acopio de crudo en cuestión de medio siglo, con lo que ha quedado en evidencia la próxima finitud del recurso por agotamiento de las reservas conocidas y ello ha generado un incremento notorio y apreciable de su precio, con la consiguiente repercusión en sectores íntimamente ligados al oro negro, léase la agricultura industrial, el sector transportes, la propia industria...

Cuando algunos se empeñan en enmascarar una crisis económica que transcurre en paralelo a la crisis ecológica (y por ende energética) sin parangón, otros consideramos que es el momento de una reevaluación consciente del modelo económico y la reestructuración del mismo en base a una menor dependencia energética de los países de la OPEP, de México, de Noruega, de Rusia, etc y de una descentralización empleando energías cuyo valor de EROI sea menor, pero más equilibrado a su impacto ambiental (soclar, eólica, magnética) y de una drástica reducción de los patrones de consumo energético.

De lo contrario, puede que ocurra lo que ya vaticinó Gerald O. Barney en el informe encargado por el presidente Jimmy Carter en 1981 "The Global 2000": "a menos que las naciones adopten medidas audaces e imaginativas, tendentes a mejorar las condiciones sociales y económicas, reducir la fecundidad, asegurar un mejor aprovechamiento de los recursos y proteger el ambiente, el mundo deberá prepararse apra un penoso advenimiento del siglo XXI".

martes, 24 de junio de 2008

La danza (inquieta) de los nadie



Cuando el rebaño se encuentra anestesiado y pendiente de lo que a once luminarias de pantaloncitos cortos, que ganan en un año más de lo que ellos podrán obtener en su vida, les ocurra, a otros nos tiene en vilo que en el transcurso de ese célebre encuentro de cuartos de final veinte individuos, africanos para más señas, se lanzaran a la desesperada para cruzar el umbral que separa el Norte del Sur. El rostro amable del lado oscuro.

Aceptémoslos, hemos repartido mal el pastel y algunos nos hemos quedado con la mejor porción o incluso me atrevería a afirmar que con la totalidad del pastel. Y, como decían los desaparecidos Hechos contra el Decoro, esta gente tiene una cuenta pendiente y la va a querer cobrar.

¿Pensábamos que los nadie jamás se rebelarían para reivindicarse? Bien, pues algunos éramos conscientes que su aparente calma y resignada aceptación de los acontecimientos, iba a tener una contestación en firme tarde o temprano. Y hace tiempo que esta ha llegado. Se ha agotado su paciencia. Les hemos prometido el cielo a través de los mass media. Y las migraciones han comenzado. Edificar alambradas de mayor altura o blindar las fronteras con cantidades ingentes de agentes de seguridad o con legislación indigna que vulnera los derechos humanos, de poquito va a servir.

Cuando aceptemos la voluntad de compartir, de que bien asignados, hay recursos para todos, entonces no tendremos inconveniente alguno en aceptar e integrar a los migrantes (¡ojo, no utilizo los términos emigrantes o inmigrantes!) como un hermano más que cohabita el mundo y del que podemos obtener experiencias de intercambio al menos tan gratificantes como las que tenemos con el resto de los nacidos en el rostro amable del mundo.

lunes, 23 de junio de 2008

Reclamando al consumo



Perdonadme que insista sobre ello, pero los creativos publicitarios desempeñan un rol fundamental en nuestra sociedad, ejerciendo su labor de un modo servilista para todas aquellas compañías que incitan al consumo exacerbado e irracional.

Y en esta tesitura, la campaña de Acciona, frente a las ya presentadas en entradas anteriores, supone una doble cabriola con tirabuzón hacia delante en el sendero del despotismo ilustrado en imágenes rodadas.

Para comenzar, dibuja a uno de los personajes, el "critico" al modelo consumista de comportarse, jugando una partida en una consola (cuando paradójicamente las personas estamos más alejadas las unas de las otras y menos nos "prestamos" a consolarnos entre nosotros), de modo que resta credibilidad a este discurso, puesto que hace un uso lúdico y poco meditado de la energía eléctrica y a continuación se mofa descaradamente de la concienciación sobre el calentamiento global, la contaminación...dibujando un panorama desolador (desempleo, éxodo al campo) y lo que es peor: contrario al progreso, remarcando que "cualquier tiempo pasado fue peor". Lo que llama colectivamente a recordar los tiempos de restricción forzosa, de austeridad colectiva, de vida compartida en comunidad. Desolador a tenor de la ligazón de imágenes y relato.

La alternativa, basada en un planteamiento radicalmente opuesto al primero supondría, como se cita en el anuncio, quedarnos "sin energías, sin transporte, sin agua corriente, sin nada" para en último término converger paralelamente con el patrón derrochista mostrado al principio.

Moraleja del reclamo: hagamos por cambiar o no, el resultante será idéntico y catastrófico, así que no nos privemos de nada, pues al fin y al cabo, de nada servirá hacerlo.

Moraleja de esta entrada: cuando los medios te suministren la ración diaria de incitaciones al consumo (hay quien lo llama publicidad), cambia de canal o sé crítico hasta el extremo, pues de lo contrario y de un modo sutil, casi imperceptible, las grandes compañías te estarán inoculando el virus consumista en dosis aparentemente pequeñas, aunque friamente calculadas en sus "laboratorios de creación".

domingo, 22 de junio de 2008

Viviendo en artificial

Preguntados acerca de si consideran que los bancos de biodiversidad (no existen tales bancos, sino bancos de datos de biodiversidad) o de semillas (de germoplasma en realidad, puesto que incluye a su vez las esporas, unidades reproductoras de vital importancia) que se están creando son útiles, los recién premiados (por la Fundación BBVA) científicos Harold Mooney y Peter Raven respondían que esta idea es fruto de la desesperación ante la pérdida de biodiversidad, aunque Raven puntualizaba que es mejor tenerlos si en un futuro tenemos que recuperar especies extinguidas.

Es cuanto menos elocuente que los dos ancianos científicos hayan convergido en la opinión (los sabios tienen el mismo derecho de hacerlo que los "opinadores profesionales" de los mass media o los "científicos" mercenarios al servicio del modelo industrial de producción, aunque no estemos habituados) de que el llamado "modelo zoológico" es un intento a la desesperada de conservar intacto el futuro de nuestra especie.

Pero, ¿de que sirve preservar la diversidad de formas de la vida fuera de su entorno si no es para garantizar nuestro provenir?

Hace tiempo que nos alejamos de la naturaleza, migramos a las ciudades (500 millones de personas viven en las 16 principales megalópolis mundiales) y comenzamos a añorar una vida en sintonía con la medio. Entonces, surgieron los zoológicos y viveros, amaestramos especies, afloró el ecologismo como movimiento que clama por un retorno a los orígenes, comenzamos a sufrir enfermedades emergentes como las dichosas alergias...todas ellas, entiendo, llamadas de atención de nuestro organismo en añoranza por una vida menos artificializada.

Aislarnos del medio que nos proporciona alimento, nos distanció de sus procesos productivos, generó un conjunto de generaciones que apenas nada conocen sobre lo que acontece más allá de las grandes superficies comerciales y que se obstinaron en coleccionar como objeto de culto especies animales, muchas de ellas exóticas (iguanas, cacatúas) y de las que pronto se cansan y abandonan.

Si no habíamos tenido suficiente con enjaular a nuestra especie, lo hicimos extensivo a otras, que nada habían hecho para merecerlo. Y así rendimos culto al lobo domesticado o perro como animal de compañía, aplaudimos embobados la gesta de un señor con traje de luces que ensarta una espada en el lomo de un toro criado en cautividad, celebramos con algarabía lanzamientos y torturas contra ovejas, cabras y el citado toro de lidia...y elevamos nuestra ignorancia al altar de la estulticia.

Y mientras tanto, las especies fueron cayendo, fuimos perdiendo la diversidad de formas de la vida (se ha extendido la opinión de que el planeta atraviesa su sexta extinción masiva) y como en la célebre cita de Martin Niemoller, mal atribuida tradicionalmente a Bertolt Brecht, algún día quizá nos percataremos que "cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar".

sábado, 21 de junio de 2008

Miseria material vs. Miseria moral

En las últimas jornadas han aparecido un aluvión de noticias ciertamente nefastas en lo que se refiere a política de inmigración en este nuestro país, eterno receptor y emisor de corrientes migratorias, como interfase África-América Latina-Europa en que nos ubicamos.

Las elecciones generales de 2008 nos sorprendieron con las propuestas restriccionistas de PP y PSOE. Los primeros reclamaban, en la tradición más anquilosda en el conservadurismo y amparados en la similiaridad de planteamientos de Nicolas Sarkozy para Francia, un contrato de inmigración para demostrar el "pedigrí" español de los acogidos y los segundos propugnaban un endurecimiento de las fronteras y la suscripción de acuerdos bilaterales basados en los intereses del mercado para canalizar los flujos.

Tristemente en esta materia, como en tantas otras, nos las hemos ingeniado para producir un sistema que discrimina negativamente a aquel que ha decidido o al que "le ha sido impuesto" la suerte o desgracia de recorrer mundo para labrarse un futuro y que abunda nuevamente en la dicotomía ciudadanos de primera-ciudadanos de segunda.

Y así nos encontramos con ese despropósito colectivo que es la Directiva de Retorno de Inmigrantes Irregulares, que comete el minúsculo desliz de olvidar que los flujos migratorios son la consecuencia de fenómenos occidentales como la apropiación ilícita de sus recursos para nuestro beneficio (haciendo nuestra la máxima "ni contigo ni sin ti") o el incesante asedio mediático en el que les hemos mostrado los lujos que supone una vida en la cara amable del planeta, donde ni nos privamos de nada, ni tener la menor intención de hacerlo próximamente.

Entonces, la denominada a su vez y por méritos propios Directiva de la Vergüenza nace envuelta en un halo de desaprobación social y política, con los movimientos sociales, las ONG´s, los gobiernos y ciudadanos de los países latinoamericanos y africanos, los partidos y sindicatos de izquierda posicionados claramente en su contra. Y los motivos son varios y justificados: porque permite retener a una persona 18 meses por el mero hecho de ser ilegal, haya cometido o no un delito, porque los "sin papeles" pueden ser internados 6 meses antes de ser expulsados, porque permite deportar inmigrantes sin garantizarles una atención real de sus familiares en los países de origen, sin verificar siquera que se les traslade a sus países de origen, porque conculca la carta de los derechos humanos...

Así que tenemos la obligación moral de acudir a las concentraciones convocadas para mostrar la renuncia publica a este despropósito.

[Málaga] Manifestación 19hs - Plaza de la Merced.
[Madrid] Concentración - 19hs - Plaza Jacinto Benavente.
[Barcelona] Concentración - 19hs - Plza. St Jaume.
[Valencia] Concentración - 19hs - Plza. de la Virgen.
[Tenerife] Concentración - 12hs - Delegación de Gobierno.

jueves, 19 de junio de 2008

Adicciones, malos hábitos y preguntas indiscretas

Siempre he tendido a pensar que cuando el disfrute de una actividad, persona o sustancia psicoactiva (activadora de la mente o psique) se transforma en adicción por encontrarnos ante una búsqueda desesperada de la misma, parte de ese disfrute muta en (auto)coacción y una porción amplia de nuestra libertad queda seriamente amputada o damnificada.

Y tanto me da si este hábito pernicioso proviene de las drogas reconocidas como tal (¡habría tanto que debatir al respeto! ¿el café que te despierta es droga? ¿y la sal que viertes en exceso a la ensalada y al filete? ¿y el azúcar de los yogures? ¿la costumbre de "ir de compras" con las amigas? ¿y la manía de salir porque sí los fines de semana a costa de pasar un calvario entre semana?), como del deporte, la música o el apego a una o varias personas cercanas.

Estimar la libertad es tanto como comenzar a apreciar los detalles que dan sentido a nuestra vida y a desdeñar aquellos que rayan en la superficialidad más detestable.

No me creo a aquellos que me dicen que no están enganchados a tal o cual sustancia (y sustitúyase por tabaco al ser el ejemplo más cotidiano), porque si no lo estuviesen, no habrían de justificarse. ¿A quién pretenden engañar?

Esta sociedad en su conjunto y cada uno de nosotros en particular está/mos lamentablemente coartada/os por lo que Serge Latouche llama la toxicodependencia consumista, la aspiración abnegada de ser más y mejores que nuestros semejantes a toda costa, el disfrute de la cultura de lo efímero y desechable para ser reemplazado por lo efímero y desechable en un ciclo sin fin, la actitud individualista-competitiva del "ande yo (y los míos) caliente(s) y ríase la gente", el desprecio ignorante hacia lo bueno por conocer y el aprecio incondicional a lo malo conocido...

Las soluciones a estos conflictos, si me permitís que los denomine de ese modo, emanan de uno mismo, de la formulación de cuestiones adecuadas y de la respuesta meditada y responsable a las mismas. ¿De veras necesito yo todos estos artefactos? ¿Me hace más feliz y mejor persona poseer más objetos? ¿Si puedo reparar o reutilizar con otros fines, por qué seguir adquiriendo más bienes materiales? ¿Hacerse con una vivienda, un coche o un animal doméstico en propiedad me supone una satisfacción, una inseguridad o una obligación? y así hasta una infinidad de preguntas para las que no cabe más respuesta que la que emerja de vosotros mismos.

Os invito por tanto a la meditación y al planteamiento de estas cuestiones. Al fin y al cabo, el cambio global comienza por la concienciación individual, ¿por dónde sino?

miércoles, 18 de junio de 2008

Disvalores



Y cuando las cosas del alma

no se toman tan en serio,
y los mundos se reducen
a cuestiones de dinero
¡la vida pierde el sentío,
y pierde los argumentos!
los hombres empequeñecen
y se sienten como los cerdos

Aprovecho la tonada "La lluvia y más cosas del alma" de Quinto Parpadeo, cuyo bajista fue compañero mío de pupitre por cierto, para señalar la vital trascendencia que tienen esos intangibles a los que el tema se refiere como las cosas del alma: la singularidad de un gesto en un encuentro espontáneo con un desconocido, el abrazo a un ser querido tras un tiempo sin reencontrarse mutuamente, la paz que proporciona un atardecer en compañía de una mujer hermosa que te ama, la caricia de un amigo que procura un alivio en tu pena, la transmisión de conocimientos útiles en el día a día, un intercambio fugaz de miradas de complicidad, un beso de reconciliación tras una riña sin sentido, el cuidado atento de un nieto a su abuelo, el placer de contemplar un paisaje inhóspito, la paz de nadar entre aguas cristalinas con peces y corales a tu alrededor, el remanso de quietud al pasear por un sendero arbolado con los jilgueros entonando melodías, la satisfacción de saberse querido por tus allegados...todas estas sensaciones no computan en el recuento del Producto Interior Bruto.

Son disvalores: es complejo, por no decir imposible, cuantificarlos en términos monetarios (moneda contante y sonante) y su pérdida es difícil de ser reemplazada. Son esos momentos, vivencias y relaciones que hacen que la vida merezca ser vivida y explorada en plenitud.

Y si estos incuantificables no se incorporan a un indicador como el PIB, ¿qué sentido tiene aplicar este como indicador del bienestar humano?

martes, 17 de junio de 2008

Caminando hacia una nueva ética de actuación

"Hoy en día no sólo están extinguiéndose especies animales y vegetales, sino prioridades humanas que, una tras otra, se ven sistemáticamente rociadas, no de plaguicidas, sino de eticidas, agentes que matan la ética y, por consiguiente, cualquier idea de historia y justicia. Especialmente atacadas se ven aquellas de nuestras prioridades que proceden de la necesidad humana de compartir, legar, consolar, condolerse y tener esperanza. Y los medios informativos de masas nos rocían día a día con eticidas" John Berger

Aprovecho la cita de Berger para reflexionar sobre la actual escala de valores que ordena y manda el mundo.

A nadie se le escapa que entre nuestras prioridades se encuentra la de ganar más dinero para podernos permitir ciertos caprichillos (una vivienda lo más amplia posible, un vehículo de altas prestaciones, viajes para conocer los rincones más bellos y recónditos de este mundo, vestidos elegantes y bien confeccionados...). De hecho, los mass media redundan a menudo en esta idea, agasajándonos con infinidad de propuestas en las que invertir nuestro dinero y tiempo de ocio. Y no nos percatamos que, cada vez que caemos en una de sus trampas comerciales (mal llamada publicidad) y adquirimos un determinado producto o servicio, estamos optando por desmaterializar el planeta de recursos comunes para arrogarnos el disfrute de un bien privado (privado porque se priva a otros de su disfrute) e incrementamos la jornada laboral para permitírnoslo, olvidándonos de invertir nuestro tiempo en fortalecer esas relaciones que tanto bien nos reportan (amor, amistad, familia...).

"La ética es una dimensión fundamental de la vida personal y ninguna sociedad humana puede sobrevivir sin una moral interiorizada, al menos en parte, por sus miembros" Serge Latouche

"La reflexión moral no es un asunto especializado más para quienes deseen cursar estudios superiores de filosofía, sino parte esencial de cualquier educación digna de ese nombre" Fernando Savater

Quienes abogamos por el decrecimiento, lo hacemos también por un cambio sustancial, me atrevería a decir que radical en tanto que escarba en las raíces, en cuanto a los modos en que los bienes y servicios deben ser producidos (localmente y sin emplear petróleo), consumidos (para cubrir las necesidades elementales), distribuidos (en distancias cortas a fin de disminuir los flujos de materia y energía) y desechados tras su uso (reduciendo, reciclando...), pero también en cuanto a la toma en consideración colectiva de que la moral imperante debe ser reevaluada.

Consideramos que debemos caminar en un sendero ético de simplicidad, frugalidad, austeridad o ahorro. Pero no para autoflagelarnos e infringirnos un castigo por lo malvados que hemos sido despilfarrando recursos, sino para podernos dedicar más tiempo a nosotros mismos y a los demás, para poder liberarnos de un yugo de un sistema económico, para disfrutar de mayor libertad de elección y acción, para ser más felices en definitiva.

lunes, 16 de junio de 2008

Ecodisfraz (o filantropía de cara a la galería)

De veras que me asombra como se están desarrollando los acontecimientos. Me asombra la actitud del ciudadano medio que, con prontitud y ante un hecho imprevisto como es el desabastecimiento de alimentos básicos como consecuencia de una huelga general de transportistas, se lanza como ave de rapiña en busca de alimentos, estén estos al precio que estén.

Pero os confieso que si lo anterior me asombra, lo que me maravilla (entiéndase la ironía) de un modo mucho más notorio es la capacidad que tienen las empresas energéticas de "presentarse" ante la sociedad con un discurso rayano en la filantropía y en el amor a la madre naturaleza.

Endesa trabaja por el futuro de los hijos de nuestros hijos; Iberdrola considera que lo hemos hecho bien y llama a continuar en esta línea para impulsar la economías para que genere riqueza, desarrollo y futuro, puesto que, según su criterio, crecer es la esencia de la vida; Repsol YPF reclama para sí la capadidad de inventar el futuro y así un largo etcétera.

Es fantástico comprobar que a quienes nos suministran energía, de la que apenas un 10% de medio procede de renovables dicho sea de paso, les preocupa no dañar el planeta y además les mueve el reto de garantizar el suministro al grueso de la sociedad sin discriminación. Así se transforman en adalides de la responsabilidad social corporativa, elaboran memorias de sostenibilidad, invierten en fondos éticos y buscan un huequecito en la parrilla del ranking empresarial de élite, el índice bursatil Dow Jones Sustentability.

La realidad es que como entidades privadas y a diferencia de las cooperativas (que reparten los excedentes obtenidos que generan entre sus trabajadores), las empresas energéticas buscan maximizar los beneficios y producir un crecimiento anual sin matices o consideraciones ambientales (aquello de que la biosfera es un entorno limitado, con una capacidad única de producir recursos y absorber residuos). Y si para ello hay que convencer a los stake holders (accionistas, proveedores y clientes principalmente) maquillándose y engalanándose como auténticos protectores del medio ambiente, pues hagámoslo, así todos creerán que al consumir energía de nuestra compañía, están colaborando a recuperar el entorno común.

Así que ándense con cuidado cuando el tubo catódico les agasaje con mensajes placenteros de las compañías energéticas y mantengan afilado el espíritu crítico por lo que pudiera suceder.







domingo, 15 de junio de 2008

La cultura de U.S.A. y tira

Gente que arruinada mentalmente cambia el rumbo del mundo
y dando tumbos fabrica guerras a su medida
gobernando sin razón disponen de una nación y de una bala perdida.
Manejando la opinión de gente desconocida
están vendiendo un mundo de U.S.A. y tira.
Un planeta desechable sin póliza de seguros y envase no retornable.
Comerciantes de personas tened cuidado
donde las dan las toman.
Nadie responde y ese silencio ACU.S.A. a cada hombre.
Gente que ABU.S.A. y U.S.A. como EXCU.S.A. la asamblea de las naciones
que esa bala perdida se clave en la mitad
de la frente del hombre de U.S.A. y tira.
La Iglesia baja la cabeza, se santigua y suspira
dinero, más que la gravedad mueves al mundo
produces más basura en un segundo de la que cabe en ningún basurero,
nada puede oponerse a tus sucios planes
haces de cada hombre un pordiosero que mata,
engaña y roba por tu nombre.
Acabarás comprando el mundo entero.

¿Elocuente verdad? Danza Invisible ya lanzaba semejante soflama anti-imperialista en el tema "U.S.A. y tira" de 1991, un alegato contra el dominio hegemónico de una nación que, en su obsoluto desprecio por la diversidad cultural y natural, se arroga el derecho a invadir naciones (Iraq, Vietnam, Irán...), embargar la vida de las personas (Cuba, la complacencia en Palestina) e imponer su modelo de consumo basura de bienes obsolescentes y comida rápida en los lugares más remotos.

Aunque se refiere al modelo estadounidense, lo cierto es que encierra citas, que merece la pena ser analizadas.

Por ejemplo, ese fragmento en el que dice "un planeta desechable, sin poliza de seguros y envase no retornable". Los economistas occidentales llevan años enclaustrados en el pensamiento de que la tecnología solucionará los múltiples desbarajustes y daños que hemos ocasionado en nuestro planeta. Y ciertamente, puede que sea así, pero en una medida tan pequeñita, que apenas podremos apreciarla. Los avances de la ciencia nos pueden ayudar a minimizar el daño infringido, pero mientras no cambiemos de conducta y reduzcamos los patrones de consumo de bienes y servicios materiales, difícilmente podremos recuperar el entorno que habitamos: una (bio)esfera capaz de generar determinados recursos y de absorber una cantidad limitada de desechos. Ni uno más, ni uno menos. El resto irá en detrimento de nuestra calidad de vida y las de los seres con los que compartimos la Tierra. Por otro lado, una vez hayamos destrozado el planeta, no vamos a tener a quien reclamarle una indemnización, puesto que nuestras miras cortoplacistas, la cultura fugaz del envase de plástico, del sálvase quien pueda y el descuento hiperbólico del toma el dinero y corre, nos conducen irremediblemente a un callejón sin salida.

Cuando la lírica dice aquello de "produces más basura en un segundo de la que cabe en ningún basurero" se refiere inequívocamente a la cantidad ingente de desperdicios que genera un habitante estadounidense, cuya huella ecológica es de 9,6 hectáreas por habitantes frente a las 1,8 hectáreas bioproductivas de que disponemos según datos del informe Planeta Vivo 2006 de WWF/Adena. Es decir, si todos y cada uno de los pobladores del planeta realizáramos un consumo y generásemos los desperdicios de un estadounidense, necesitaríamos 5 planetas para mantenernos con vida.

Finalmente y como ha sido han venido actuando desde tiempo atrás, Estados Unidos ha decidido que cualquier pedacito de terreno puede ser de su propiedad con tan sólo invadirlo a golpe de bombardeo, saqueando sus recursos (léase reservas petrolíferas) e imponiendo a un mandatario afín (Nuri Al Maliki en Iraq, Hamid Karzai en Afganistan) con la gentil complacencia de los órganos que controla con su derecho a veto (ONU, FMI, Banco Mundial...).

Y evidentemente en este, como en otros casos, generalizar supone un error de bulto, puesto que no todos los americanos comparten las actitudes de sus gobernantes (sirva el ejemplo del conmovedor testimonio de Cindy Shenan, madre-coraje de un soldado fallecido en Iraq), pero sea como fuere, los habitantes del resto de países tenemos una responsabilidad enorme y debemos ejercer responsableemnte nuestro derecho a decir NO a semejante derroche de prepotencia y arrogancia.

viernes, 13 de junio de 2008

Salir del juego, vencer al miedo

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad.
Miedo a lo que fue y a lo que puede ser.
Miedo a morir, miedo a vivir…

Nace ya unos añitos que La Gran Orquesta Republicana, el extinto conjunto mallorquín, musicó este poema, "El miedo global", del escritor y luchador altermundialista uruguayo Eduardo Galeano. Y fue para mí una piedra de toque, pues conocí a Galeano a través de él y me ayudó a desaprender el miedo que nos gobierna la mente.

¿Te imaginas como sería una sociedad no regida por el principio del miedo? La industria del miedo dejaría de vender seguros, alarmas, vallas y armas; los servicios de seguridad estatales y privados carecerían de sentido; las personas serían lo suficientemente maduras para aceptar un no por respuesta; se pondrían en tela de juicio las injusticias e imposturas más elementales que rigen el estado de las cosas; el terrorismo no tendría cabida, ni el de estado, ni el periférico; los ciudadanos no tendrían reparos en reivindicar los derechos fundamentales...y probablemente el mundo pasaría a estar gobernado por valores antagónicos a los actuales.

¿Verdad que da vértigo el mero hecho de planteárselo?. Pero, ¿por qué no comenzar a salir de este juego y a vencer los temores propios para alcanzar la tan ansiada libertad? La lucha merece la pena, creedme.

jueves, 12 de junio de 2008

Ascó, Vandellós y las chapuzas a domicilio

Cuando recientemente ha salido a la luz la nueva cifra de emisiones de gases de efecto invernadero - GEI - de nuestro país (un aumento de un 52,31% respecto de las emisiones del año base), ciertamente alejadas del cumplimiento del protocolo de Kyoto (cuya previsión era de un incremento de un 15%), algunas voces se han aventurado a señalar con el dedo a la energía nuclear como el "nuevo Mesías" que nos conducirá a un cumplimiento de los compromisos internacionales.

La energía nuclear actual, cuyas emisiones de GEI son prácticamente despreciables, se basa en una reacción de fisión en la que se bombardean núcleos atómicos pesados (generalmente uranio, aunque también polonio, torio, cesio, radio, americio, estroncio o cobalto) con neutrones, liberándose energía neta. Queda meridianamente claro que las emisiones no son el principal problema que comporta esta energía. Entonces, ¿dónde radica lo conflictivo de su empleo? En el almacenaje de sus residuos, lo limitado de las reservas de uranio, el coste de la puesta en marcha de una nueva central y las posibles fugas.

Los residuos de vida larga, alguno de los cuales alcanza un tiempo de permanencia de varios centenares de años, tienen cuatro opciones de ser tratados: almacenándolos temporalmente (en España, el proyecto ATC o el cementerio nuclear de El Cabril, en Córdoba), reprocensándolos/reciclándolos para un nuevo proceso, almacenándolos en las profundidades marinas o en minas creadas "ad hoc", o transmutándolos para reducir su período de permanencia de largo a corto. La mayor parte de estas opciones y sus consecuencias deben ser tomadas con la debida precaución, puesto que aún no se han obtenido certezas científicas al respecto.

En cuanto al asunto de las posibles fugas, no puedo menos que hacerme eco del último despropósito que tuvo lugar el pasado año en la central de Ascó, propiedad de las compañías eléctricas Endesa e Iberdrola. Resulta que las barras de combustible nuclear se transportan habitualmente en tubos metálicos que, una vez depositan el material en el reactor, son lavados con agua a presión. Este agua debe ser tratado como un residuo radioactivo más y, por tanto, debe ser consecuentemente almacenado en recipientes/bidones. Bien, pues recientemente un empleado de la central tarraconense vertió el contenido de uno de estos recipientes en la piscina donde se almacenan las barras de uranio tras su paso por el reactor. Este hecho produjo vapores radioactivos que se extendieron al circuito de ventilación y porteriormente a cielo abierto.

En un primer momento se trató de ocultar la gravedad de este asunto minimizando el nivel de calificación del incidente, aunque afortunadamente afloró a los medios ante la insistencia de Greenpeace en difundirlo. El CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) tardó tres meses en enterarse y fueron fulminantemente cesados los responsables del desaguisado y paralizada temporalmente y multada la central. Bien, pues recientemente la presidenta del CSN ha reconocido que la fuga ha podido sobrepasar una concentración de 1 milisievert, cifra tras la cual podrían provocar consecuencias irreversibles en personas y medio ambiente.

Riesgos como este y las previsibles consecuencias en nuestra salud son los que me hacen dudar de la viabilidad real de poner en marcha una central en un entorno tan poco habituado a tratar con energía nuclear (en 1989 se produjo en Vandellós un incidente que supera en importancia al de Ascó). Tras esto, ¿aún hay quien sigue pensando que la solución energética pasa por la apertura de nuevas centrales nucleares?

miércoles, 11 de junio de 2008

Si Mahoma no va a la montaña...



Puede que tengamos la razón, que el agotamiento del petróleo se esté produciendo a un ritmo incluso supèrior del que cabía preveer (como así lo demuestra la actual crisis de suministro de fuel y alimentos en que nos hallamos inmersos), pero si no sabemos hacer llegar un mensaje comprensible y accesible a todos y cada uno de nuestros conciudadanos, de bien poquito nos va a servir acaparar ese manojo de evidencias científicas y probablemente la reacción, si es que esta se produce, llegue demasiado tarde.

Desconozco si la metodología empleada por Oily Cassandra en este video será la más adecuada, pero no cabe duda que, en una sociedad poseida por el consumo fugaz de los bienes de usa-y-tira, un video que apela a los instintos más animales y simultáneamente remueve la conciencia, puede hacer más llegadero el discurso.

Las empresas privadas hace tiempo que se percataron de la importancia que el simbolismo tiene en un constructo cultural como el que impregna cada actuación de todos nosotros y más aún en un modelo de sociedad gobernado por el capitalismo occidental, que considera a las personas como consumidores a los que asediar con mensajes de toda índole y condición.

En cualquier caso y si conocen métodos mejores de expandir las ideas, estoy dispuestísimo a escuchar y aprender de vosotros.

martes, 10 de junio de 2008

El becerro de oro de la economía

El Producto Interior Bruto es un ídolo, un falso dios adorado por los economistas.

Cuenta la biblia que Aarón, hermano de Moisés, tras recibir éste la tabla de piedra en la que figuraban grabados los diez mandamientos y ante la tardanza en su regreso, fundió por mandato del pueblo los aretes de oro que portaban en las orejas los habitantes del lugar para moldear un becerro de este material, al que los lugareños adorarían. Al percatarse Moisés de que estos rendían pleitesía a la nueva figura, destroza poseido por la furia tanto la figura, como la tabla de piedra en la que se inscribieron los mandamientos. Más tarde sube para conciliar una nueva reunión con Dios, en la que le solicita el perdón del pueblo y este, en contrapartida, que tomase dos nuevas planchas de piedra en la que grabar nuevamente los diez mandamientos. Desde entonces se identifica al becerro con el demonio.

Si sustituimos los habitantes descritos por el pasaje bíblico por economistas occidentales (y por extensión a los actuales pobladores del planeta) y el becerro de oro por el PIB, obtendremos una postal bastante aproximada de cuanto ocurre en la sociedad del siglo XXI.

El imaginario economicista en el que nos hallamos embebidos considera al PIB como el indicador por excelencia de la riqueza y el bienestar humano. El PIB, que es una herramienta de medición bastante limitada, pues sólo monetariza el valor de intercambio de aquellos bienes y servicios que han sido transformados en mercancias y pueden comprarse y venderse transcritos a monedas.

Por tanto, no considera intrínsecamente el valor que para una persona (¡y no consumidor ojo!) pueda tener la amistad, la felicidad o el amor; los servicios domésticos de cuidado, limpieza y atención; la buena salud; la satisfacción de adorar a una divinidad; el agotamiento de los recursos naturales; el goce que proporciona el paisajea los sentidos; el desgaste del medio; el disfrute de la cultura y el ocio no mercantil; los intercambios de servicios o conocimientos y tantos otros parámetros que escapan a su cálculo.

Sin embargo si computan y positivamente, la fragmentación del territorio que ocasiona la construcción de nuevas infraestructuras, el gasto defensivo, militar y de prevención del terrorismo; los accidentes de tráfico; los conflictos bélicos y un largo etcétera de circunstancias que desde luego no redundan en nuestra calidad de vida.

Es por ello, que debemos comenzar a huir del actual imaginario economicista, que nos invita con descaro a adorar al PIB, a proclamar su crecimiento con tal de que, por arte de magia, origine empleo y a adquirir mayor número de bienes y servicios mercantiles para sumirnos en una espiral toxico-consumista de la que es harto complicado escapar y que coarta la libertad individual.

lunes, 9 de junio de 2008

MDL: inoculando desarrollo en el Sur

Hace la friolera de 11 años y como es bien sabido por todos, los países industrializados se comprometieron en la conferencia de las partes celebrada en la ciudad japonesa de Kyoto a cumplir una serie de compromisos en la reducción del vertido a la atmósfera de gases de efecto invernadero, cuya prioridad era evitar las catastróficas consecuencias que el aumento de algunos grados en la temperatura del planeta (calentamiento global) acarrearía.

El acuerdo alcanzado implementaba el principio de "responsabilidad compartida, pero diferenciada", es decir, el deterioro sin parangón de la atmósfera es consecuencia de todas las naciones sin excepción, con la sublime diferencia que los países industrializados occidentales, por su modelo termoindustrial de producir y consumir, eran en mayor medida causantes de este desbarajuste. Por ello, estos debían asumir la totalidad de la reducción en la emisión de gases.

El protocolo de Kyoto, que no sería ratificado hasta 2004 con la rúbrica de la reticente Rusia, establecía varios mecanismos a fin de cumplir con la reducción de emisiones al menor coste económico (eficiencia en costes). Básicamente, articulaba tres: un comercio de derechos de emisión, los proyectos de aplicación conjunta (AC) y los mecanismos de desarrollo limpio (MDL).

Obviando los dos primeros, voy a referirme la la perversidad que encierran los terceros. En trazo grueso, lo que plantean es que una empresa de un país industrializado inversor (con una serie de compromisos adquiridos en relación a la reducción en la emisión de gases) acometa una inversión en un proyecto de tecnologías limpias (léase energías renovables), eficiencia energética, cambio de combustible o forestación en un país huesped subdesarrollado y con la reducción de emisiones sobre la línea de base (lo que venía emitiéndose en el país huesped) le serían asignados una serie de créditos (CER), con los que alcanzar el cumplimiento de sus obligaciones para con Kyoto.

Esto les conduciría a exportar el modelo de desarrollo del que hemos hecho gala en el universo industrializado y que se ha demostrado el principal causante del desgaste que hoy en día sufre el planeta. ¿Os imagináis que ocurriría si los países del Sur se plantearán consumir materia y energía al compás que lo hacemos los del Norte? Evidentemente, no habría recursos en el planeta para todos, el impacto resultante sobre el medio sería progresivamente mayor y las condiciones de vida sufrirían un paulatino endurecimiento.

Por lo tanto, debemos exigirnos, los países occidentales, asumir la reducción de las emisiones en nuestros feudos y abandonar la absurda idea de exportar el virus del progreso tecnológico a nuestros vecinos del Sur, que bastante tienen ya con satisfacer sus necesidades más elementales, en las cuales eludimos constantemente colaborar (véase la reciente Cumbre contra el Hambre de la ONU).

sábado, 7 de junio de 2008

Un retroceso en la línea correcta: convención contra las bombas de racimo

A veces hemos de alegrarnos, aunque sea moderadamente, de que los retrocesos tecnológicos supongan avances morales.

Cuando parecía que el terreno se posicionaba adverso para la prohibición de las llamadas bombas clúster o racimo, la ONU y numerosas ONG lideradas por Cruz Roja y Greenpeace, han atraido hacia sí a 111 naciones y han conseguido, en una reciente convención, prohibir, "bajo cualquier circunstancia, el uso, desarrollo, fabricación, adquisición y almacenamiento de bombas de racimo", estableciendo un período puente de 8 años para destruir el arsenal ya existente.

Si bien, como en todo acuerdo internacional, hay que colocar un significativo "pero", puesto que en esta ocasión se han desmarcado del documento productores de singular trascendencia como Estados Unidos, Rusia, China o India.

Las bombas de racimo son recipientes que contienen varias decenas o centenas de pequeñas municiones que pueden llegar a abarcar un área importante, que no discriminan un blanco concreto y que, llegado el caso, pueden no detonarse y ejercer de minas anti-persona a posteriori.

Es por ello que, aunque la convención suponga un avance en el sendero adecuado, las consecuencias de las bombas clúster seguirán produciéndose durante largo tiempo, por lo que no podemos menos que exigir a los firmantes que lo ratifiquen cuanto antes, lo plasmen en normativa estatal y procuren medidas concretas para resarcir los daños causados, facilitando asistencia médica, psicológica y psiquiátrica, exigiendo la rúbrica de los gobiernos que se han desmarcado tajantemente y una designación de puntos conflictivos en los que se hayan vertido dichas municiones para proceder a retirarlas en la medida de lo posiblel, evitando la lamentable pérdida de vidas humanas.

viernes, 6 de junio de 2008

Los estertores de la reserva petrolífera: un grifo que pronto dejará de manar

Cuando la producción de un elemento tan preciado como el "oro negro" comienza a decaer (la cantidad máxima de barriles de petróleo - 74,4 millones diarios - alcanzó su cénit - "peak oil" - en 2005 como predijo el Dr. M. King Hubbert y desde entonces ha sufrido una progresiva disminución: 73,3; 70...), parece evidente que debemos concebir un nuevo paradigma que nos permita vivir bajo con otras convicciones sobre la producción y el consumo de energía.

Los noticiarios nos agasajan diariamente con informaciones relativas al precio del crudo (aderezado con el binomio "máximo histórico"), a su innegable influencia en el coste final de los alimentos, las prospecciones del Ártico, las trascendentes reuniones de los mandatarios de la OPEP, la nacionalización y alardeo petrócrata de los recursos por parte de Venezuela... Hasta los avezados creativos de BP han contruido una nueva significación para sus siglas: Beyond Petroleum (más allá del petróleo) frente al inicial British Petroleum (petróleo británico).

Sea como fuere, debemos comenzar a contemplar un escenario exento de la combustión del crudo de que ha caracterizado el período denominado post industrializador o termoindustrial (Latouche dixit). Por varios motivos: el recurso es escaso y aunque ya muestra síntomas de expirar, terminará por agotarse en un período que oscila entre 35 y 70 años (no es intuitivo predecir, pues depende de numerosos condicionantes) y su precio aumenta de un modo cuantioso (se ha duplicado en 3 años y en la actualidad rebasa los 135 dólares el barril), lo que encarece la alimentación más esencial (la agrícola y ganadera), puesto que el mencionado recurso se emplea para la generación de fitosanitarios (fertilizantes y biocidas), para roturar las tierras, para recoger la cosecha y trasladarla posteriormente al mercado...

El próximo 29 de Junio y hasta el 3 de Julio, Madrid acogerá un evento-magno como la Cumbre Mundial del Petróleo, en la que actores de primer rango y diversas naciones debatirán la estrategia a adoptar para una gestión del recurso y exhibiran ostentosamente sus actividades, productos y servicios con un planteamiento petrocéntrico.

Frente a ellos, los movimientos sociales se han organizado para ofrecer una versión alternativa de la cumbre, a la que han bautizado como Encuentro Social Alternativo al Petróleo (ESAP), en la que se discutirán propuestas encaminadas a diseñar esa proyección a futuro de escenarios post-petrolíferos a través de actividades tales como talleres, manifestaciones, asambleas, proyecciones, seminarios, etc. Desde este blog, recomendamos encarecidamente una visita y os invitamos a valorar posibles alternativas en aras de construir un mundo más justo, equitativo en el reparto de los bienes, tolerante con las diferencias, respetuoso con la diversidad y, en definitiva, que merezca la pena ser vivido en su más amplio sentido.

jueves, 5 de junio de 2008

¡¡Con la comida no se juega!!

¿En cuántas ocasiones habréis escuchado a vuestra madre aquello de "¡¡niño, con la comida no se juega!!"? Imagino que al menos unas cuantas y concentradas singularmente en vuestra etapa infantil.

Pues resulta que últimamente se ha despertado una alarma, a nivel de mandatarios mundiales, sobre el hambre. Se acaban de percatar que hay actualmente en el mundo 850 millones de personas que pasan hambre severa (es decir idéntica cifra que hace 15 años), que cada 30 segundos fallece un niño en el mundo como consecuencia de ello y 2.500 personas lo hacen diariamente por inanición.

Las causas son varias: el incremento brutal que ha sufrido el precio del petróleo (ha duplicado su precio en menos de 3 años), el aumento en el consumo de los habitantes de países con economías emergentes (un chino consume al año 50 kilos de carne frente a los 12 del racionamiento comunista de 1980), el auge de la población mundial (4.000 millones de nuevos habitantes terraqueos en medio siglo), el apogeo de los biocombustibles de primera generación (bioetanol procedente del azúcar, la remolacha, el trigo, la cebada y el maíz; biodiesel procedente de aceites vegetales y grasas animales), las políticas proteccionistas (subsidios a las exportaciones que provocan el "dumping ecológico y mercantil"), las malas cosechas como consecuencia de los fenómenos climáticos (sequías, desertificación) y lo más lacerante del todo: se está comenzando a especular con las futuras cosechas (el fondo japonés Daiwa).

La FAO (Organización de Naciones Unidas para el Alimento y la Agricultura) ha activado las luces de emergencia convocando una Cumbre sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía. Como ocurre habitualmente, ha deparado opiniones de todo tipo: Mahmud Ahmadineyad culpa al sistema capitalista y a la ausencia de dirigentes "puros y monoteístas"; Lula Da Silva defiende con vehemencia el bioetanol, no obstante es el principal exportador mundial; Cristina Fernández de Kirchner, atenazada por las revueltas campesinas, lo achaca a una deficiente red de distribución; Zapatero y Sarkozy entonan el "mea culpa" en base a sus subsidios proteccionistas y prometen destinar fondos específicos...

Muchas voces guiadas por intereses propios y escasa voluntad de solventar un conflicto de primer orden. Las posibles soluciones pueden parecer obvias, pero conviene remarcarlas: priorizar el valor de uso (alimentarse) sobre el valor de cambio (biocombustibles, especulación); reducir al mínimo los subsidios a la exportación para evitar el dumping; producir y consumir localmente evitando emplear fitosanitarios para no contribuir al uso derrochador de petróleo; penalizar a los inversores que especulan con los alimentos; fomentar las energías renovables (eólica, solar, magnética, no así los biocombustibles obviamente) para independizarnos de las no renovables (uranio, carbón, petróleo, gas) y decrecer (o al menos no continuar la escalada) poblacionalmente y en consumo personal. Tan sencillo como suena.

miércoles, 4 de junio de 2008

La voluntad de una vida más simple

Aquellos que compartáis la reflexión de que el actual modelo económico productivista-consumista es el principal causante del deterioro ecológico y social actual, convendréis conmigo en que es el momento de tomar cartas en el asunto, pero el principal interrogante que se presenta ante nosotros es por donde comenzar.

Como ha quedado sobradamente demostrado, las instituciones surgidas de Bretton Woods (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional) y la Organización mundial del Comercio, así como los estados/naciones y otros organismos supranacionales, han mostrado reiteradamente su ineficacia para subsanar conflictos mundiales del calibre de la pobreza o la degradación del medio. Más bien han abundado en el problema.

Es pues momento de empezar la construcción de un hogar más habitable partiendo de su base, es decir por nosotros mismos. Puede que algunos individuos estén/estemos muy concienciados al respecto y tomen/tomemos parte en iniciativas individuales o colectivas de reducción de la huella de carbono, en ONGs, en cooperativas de consumo o en partidos verdes. Pero con el resto, ¿qué hacemos? ¿Cómo los convencemos?

Manfred Linz del Instituto Wuppertal ofrece un listado de motivaciones que conducirían a un individuo a practicar la autocontención, la tan anhelada economía de suficiencia.

El primero de los motivos para una vida austera es que el bienestar humano viene proporcionado por la riqueza en relaciones (bienes relacionales), tiempo y bienes materiales. Liberarte del ansía por acaparar bienes materiales (trabajar más para poder permitirte ciertos "lujos"), te permitirá invertir más tiempo en tu ocio y en dedicarte a tus amores, amigos o familiares.

La segunda motivación es la autonomía. No sentir esa necesidad de exhibirte ante los demás, te liberará del estrés que conlleva y te reportará una sensación de libertad e independencia personal.

El tercero responde a las razones intrínsecas: hacer algo por el mero placer de hacerlo, porque puede procurarle una vida mejor a mis semejantes (ayudar a una anciana a cruzar la calle, a tu vecino a subir las bolsas de la compra, a cuidar de tu abuelo que padece de corazón), porque creo que es lo correcto (convicciones personales o religiosas) y porque es lo que otorga sentido a mi vida (sencillamente, me hace más feliz).

Mi tutor, Luís Jiménez Herrero, suele rescatar a menudo aquella cita de Mahatma Gandhi que dice que "Necesitamos vivir simplemente para que otros puedan simplemente vivir". Ahora toca eligir un motivo de los expuestos en esta entrada (o inventarse uno, que la creatividad no está regulada por la ley de la oferta y la demanda) y aplicarse el cuento.

martes, 3 de junio de 2008

Refrescando la memoria: un asunto inconcluso

Sabéis, cada vez que recuerdo aquellos días, me embarga un sentimiento de nostalgia irremediable.

La sociedad era (eramos) un clamor. Nos habían bombardeado masivamente a través de los mass media (y de una televisión pública instrumentalizada) justificando que aquella farsa del ataque preventivo a una nación soberana se fundamentaba en que poseían armas de destrucción masiva y que las muertes producidas eran daños colaterales, despreciando el valor de la vida.

El pueblo se posicionó frente a sus gobernantes, demostrándoles que los engaños terminan por esclarecerse, que las verdades eternas terminan por aflorar y que, aunque podamos estar adormecidos y pendientes de asuntos banales (toros, fútbol, automovilismo, cotilleos), la conciencia permanece intacta. Expresamos legítimamente nuestra voluntad: que no se derramase una sóla gota de sangre más para exprimirles su petróleo a los iraquíes. ¿Y bien? No nos hicieron el menor caso.

Y ahora, pasados los años, me pregunto si el lego es consciente de que aquella guerra no ha concluido (cada jornada fallecen una media de 53 personas en Iraq, lo que totaliza más de un millón desde entonces), que a aquel pueblo se le negó el derecho a disfrutar de la vida y no le ha sido retornado (las ciudades y pueblos iraquíes están copados por las fuerzas de ocupación extranjeras), que todavía faltan por depurarse los culpables de la masacre (el trío de las Azores sigue ostentando cargos y poder, nadie ha sido condenado por los crímenes de guerra de José Couso y Julio Anguita Parrado)...

Y se me plantea una duda: ¿cuántos de aquellos que nos posicionamos contra la guerra, hemos modificado nuestro modo de vida desde entonces para que se minimice el consumo de fuel (apostando por medios de transporte como la bicicleta, el tren o caminar, consumiendo productos locales, produciendo o consumiendo alimentos que no han sido tratados con fitosanitarios...)?

Porque de no ser así, seguimos siendo cómplices de futuras barbaries que puedan cometerse.

lunes, 2 de junio de 2008

Contra mi criterio, se avecina la colisión

No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo, pero a veces tengo la sensación de estar subido a un tren (de progreso, de crecimiento, de derroche y acumulación) que se va a estrellar irremediablemente contra un muro (la capacidad de carga de la biosfera) y al que nadie me ha invitado a subir. Sencillamente, han supuesto que mi voluntad era esa y no la contraria.

"No veo que haya motivo para congratularse de que personas que son ya más ricas de lo que nadie necesita ser, hayan doblado sus medios de consumir cosas que producen poco o ningún placer, excepto como representativas de riqueza" (John Stuart Mill, 1848)

Como demuestra el economista Mill (¡ojo, no digo economista ecológico, bioeconomista o economista ambiental!), hace tiempo que nos percatamos de que nuestro modo de vida era inviable a largo plazo y aún así seguimos empecinados en mantenerlo contra viento y marea (¡qué nadie cuestione el crecimiento del sacrosanto PIB!). Cueste lo que cueste (deterioro ambiental) y caiga quien caiga (subdesarrollo, pobreza y exclusión social).

Así que no puedo menos que pedirles que enderecen el rumbo, pues no basta con aminorar la marcha en idéntica dirección (desarrollo sostenible), dado que esto supondría prolongar la agonía de un impacto que de cualquier modo terminaría por producirse.

De lo contrario y si no me ofrecen alternativa, me veré en la obligación de solicitarles, educadamente eso sí, que "paren el mundo, que me bajo" (Groucho Marx).

domingo, 1 de junio de 2008

Necesidades satisfechas: la pirámide de Maslow

No me duelen prendas en reconocerlo: siempre me han fascinado las pirámides.

Hace cosa de unos años tuve oportunidad de visitar Egipto y cuanto más te aproximas a ellas, más te cuesta imaginar bajo que técnicas y procedimientos fueron construidas. Probablemente, su singular belleza externa oculte un lodazal de explotación y tortura de esclavos para cargar con semejante cantidad de piezas de gran calibre, a fin de satisfacer al caprichoso emperador de turno.

En lo que se circunscribe al terreno artístico me parecen admirables, no así cuando se refieren a la adopción de una jerarquización en términos sociales o económicos, en los que las decisiones se imponen desde arriba hacia abajo y no desde un deseable consenso o puesta en común.

Sentada esta reflexión, sin duda la más admirable de las pirámides que conozco es la formulada por Abraham Maslow sobre las necesidades y motivaciones del ser humano.

Maslow establece en su teoría que las necesidades fisiológicas elementales se sitúan en la base de la pirámide, puesto que son las primeras en ser satisfechas (alimentarse, beber, respirar, dormir); sobre estas se disponen las necesidades de seguridad y protección (aquellas que hacen peligrar la integridad); sobre estas se posicionan, a su vez, las necesidades de aceptación social (amor, amistad, pertenencia grupal); sobre estas, las necesidades de estima o autoestima (reconocimiento del valor propio) y la cúspide queda reservada a la autorrealización, la sensación de saberse en el camino adecuado, la felicidad al fin y al cabo.

Y os propongo un sano ejercicio: considerad cuales de estas necesidades habéis satisfecho y cuales os quedan por satisfacer, preguntándoos interiormente el porqué no han sido satisfechas y si una mayor cantidad de bienes materiales (una vivienda en propiedad, un coche deportivo, el último modelo de una consola de juegos...) conseguirían este propósito o se precisa de algo más para lograrlo. Espero pues vuestros comentarios y reflexiones.