martes, 21 de octubre de 2008

Esclavitud laboral

En este mundo que nos ha tocado vivir hay dos clases de personas: los que trabajan para vivir y los que viven por y para trabajar.

Estos últimos consumen su vida enfrascados en actividades que les absorben su creatividad, les niegan el derecho a disponer de un tiempo valiosísimo para disfrutar de su ocio, de otras personas y de sí mismos, les aislan del grueso de la sociedad, les agotan energéticamente y en definitiva, les van minando como personas hasta transformarlos pasito a pasito en un tornillo más de la máquina de demoler. De ese manido discursito productivista que lo impregna todo.

No ponen objeciones a flexibilizar su jornada laboral, a realizar horas extras (en no pocas ocasiones a cambio de nada), a simultanear varios empleos, a aceptar salarios misérrimos y condiciones laborales depauperantes (discriminación, mobbing, explotación...) y todo para poder permitirse ampliar su abanico de consumo, adquiriendo tal o cual producto al que de otra forma no tendrían acceso y que estiman necesario en su vida.

Los primeros, aquellos que ven en el trabajo un medio y no un fin, tratan de procurarse un empleo que les permita desarrollar sus capacidades y potencialidades, interaccionar positivamente con sus compañeros en la medida de lo posible a fin de fomentar en entorno saludable, gozar de su tiempo, incluso de aquel en el que se encuentran trabajando, no malgastar energías que podrían serles de utilidad en su ocio y no claudicar ante la explotación, el recorte de sus derechos o la imposición vertical de medidas draconianas.

Tanto unos como otros son conscientes de que trabajar es algo a lo que muy difícilmente podemos abstraernos hoy en día, pero los enfoques de ambos son radicalmente opuestos. Mientras unos creen que repartir el trabajo permitirá redistribuir generosa y equitativamente riquezas y liberar nuestro tiempo para ampliar el espacio de ocio, los otros se pretenden más libres en tanto que consumidores, al tiempo que contribuyen decisivamente a tejer la tela de araña que les atrapa y aprisiona. La elección sobre uno u otro modelo estriba en el deseo de cada cual.

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