¿Alguna vez te has planteado cómo y dónde se elaboran y qué contienen los alimentos de los que te nutres diariamente?
Si de la alimentación depende en buena medida nuestra salud (se ha demostrado que los colores, olores y sabores de los alimentos repercuten favorablemente en reforzar el sistema inmune) y esta a su vez es factor determinante el estado de felicidad de cada uno, convendrás conmigo en que resulta más que necesario preocuparse por lo que ingerimos, tanto por su calidad, como por su cantidad y como lo hacemos (pausada o velozmente).
Pese a lo que pudiera parecer a simple vista, la alimentación de carácter industrial, producida a granel y despachada en pequeños envases de plástico en grandes centros comerciales, no es la única opción alimenticia a nuestra disposición.
Consumir productos locales elaborados artesanalmente (no industrialmente) y exentos de utilizar biocidas y fertilizantes (perjudiciales para la salud humana) y de cultivar monocultivos o trasgénicos (de los cuales no se ha garantizado su inocuidad) que sólo repercuten en el enriquecimiento de esa minoría representada por las "majors" de la agroindustria (Monsanto y demás), puede ser una bonita alternativa que contribuye a preservar la biodiversidad (que se cultive en cada lugar la variante que mejor se ha adaptado al clima y condicionantes locales), enriqueciendo a la población oriunda (al ser ellos simultáneamente productores y vendedores), al tiempo que el precio pagado internaliza los costes de extraer los recursos y desechar los desechos al entorno de una manera sostenible (puesto que de ello depende la subsistencia del cultivo y, por ende, el futuro de la familia).
Otro modo de alimentarse es la autogestión. Esto es, siempre que nos sea posible, ser nosotros quienes controlemos, directa (porque lo plantamos en un huerto próximo) o indirectamente (el modelo de la cesta del horticultor, en el que se celebran asambleas contínuas entre productores y consumidores), el tipo de alimento que se produce y su cantidad. Siempre, eso sí, preservando los modos de los cultivos biológicos.
Una tercera vía es optar por lo que denominan comercio justo, generalmente enfocado a contribuir al relanzamiento de economías depauperadas por la omnipotencia occidental. Se trata de adquirir productos tales como chocolate, café o tabaco (por citar tres ejemplos habituales) procedentes de cooperativas africanas, asiáticas o latinoamericanas en las que las máximas son claras: respeto escrupuloso a los derechos humanos y al medio, la calidad es cuestión prioritaria, las condiciones de trabajo deben ser dignas e igualitarias, ha de evitarse la trama de intermediarios que encarecen el producto y debe informarse detalladamente de la procedencia y los contenidos del producto en cuestión.
Además de las cuestiones relacionadas con la salud (síndrome de Creutzfeldt-Jakob, cerdos alimentados de piensos contaminados químicamente...), habrás comprobado que al ingerir un tomate natural en un huerto ecológico, el gusto es infinitamente más gozoso que el que supone uno de esos tomates clónicos e insípidos que se venden en los supermercados de la ciudad. O que al combinar el sabor de la leche procedente de una vaca que pasta a su libre albedrío por el prado con un café artesanal de Colombia o Jamaica, las sensaciones son mucho más espléndidas y satisfactorias que beberse uno de esos preparados lácteos disueltos en un café de máquina.
Entonces, ¿por qué optar por alimentos de ínfima calidad pudiendo convertir tu alimentación en una actividad placentera? Tu cuerpo, tu apetito y tu salud te lo agradecerán.
Visionado recomendado: el documental "Utopía" de los directores Lucho Iglesias y Álex Ruiz, en el que personas públicas como Joaquín Araujo, Vandana Shiva, Pedro Arrojo o Satish Kumar cuestionan y discuten una buena parte de esas verdades aparentemente inmutables que hacen que nuestra vida sea de un modo inamovible y hermético cuando podría ser de otro bien distinto.
Trailer disponible en http://www.informativos.net/medio-ambiente/utopia-un-documental-que-se-suma-a-las-verdades-incomodas-_51253.aspx
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Somos lo que comemos
Etiquetas:
alimentacion,
autogestion,
comercio justo,
productos locales,
salud,
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1 comentario:
y también somos lo que pensamos
y también lo sentimos
y no somos nadie
pero lo somos todo
un abrazo compay!!
tole
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