viernes, 5 de septiembre de 2008

Ecoaldeas, las villas decrecentistas

Puede que la realidad del decrecimiento pase por abandonar parcialmente la formulación de su teoría (esbozada en artículos y obras de autores como Serge Latouche, José Manuel Naredo, Joaquim Sempere, Joan Martínez Alier, Nicholas Georgescu-Roengen o en "Objetivo Decrecimiento"), o más bien de su matriz de infinitas posibilidades y abordar efectivamente la realización de un praxis coherente con esta.

Recientemente tenía lugar en la región leonesa de El Bierzo una nueva puesta en común de los conocimientos, experiencias y saberes de algunas de las ecoaldeas que han ido estableciéndose a lo largo de los últimos lustros en la piel de toro. No estaban todas las que eran (unas quince según Global Ecovillage Network), pero sí eran todas las que estaban, hasta totalizar las seis (Matavenero y Poibueno en León, Lakabe en Navarra, Valle de Pinos de los Condes en Ávila, Valle Sensaciones en Granada y Valdepiélagos en Madrid) que conforman la Red Ibérica de Ecoaldeas (RIE), cuyo logotipo se asemeja sospechosamente a la perspectiva occipital de una concha de caracol.

Pero la duda razonable puede surgir, ¿qué es una ecoaldea? Pues un proyecto sostenible de vida en común en el que la idea primordial es fructificar una convivencia armónica con el entorno, tanto con el resto de habitantes que la pueblan, como con el ecosistema en que esta se encuentra.

En este sueño colectivo cada opinión importa, por lo que la adopción de decisiones es consensuada y se actúa en coherencia con la observación y aprehensión del medio, desarrollando trabajos de permacultura, horticultura y ganadería ecológica, bioconstrucción con ahorro y energías renovables, crecimiento espiritual, dinamización de la comunidad rural, terapias alternativas de curación, cooperación, educación libre autogestionada, economía social...el espectro de miras es amplio y las posibilidades a emprender innumerables considerando en todo momento principios como la igualdad, la solidaridad o el respeto.

El floramiento de este tipo de iniciativas y el establecimiento de una red o xarxa de municipios sostenibles ecológica y socialmente supone un piedra de toque al actual metabolismo urbano-industrial, absolutamente desligado de la naturaleza y sus procesos productivos.

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