Recientemente he recibido una nueva invitación a realizar un apagón de luces mañana, 17 de Septiembre de 21:50 a 22:00, con la finalidad de ahorrar energía y conseguir que el planeta pueda respirar (sic).
Ante esta propuesta de acción colectiva, a la que no puedo negarme puesto que resultaría incoherente con mi posicionamiento personal de austeridad y disminución del consumo, no puedo menos que mostrarme escéptico por diversos motivos.
Siempre he sido más partidario de la coherencia personal rutinaria y no del "actuar honrado en fechas concretas para perseguir la redención colectiva". Así que vengo obrando de idéntico modo sea cual sea la circunstancia o la coyuntura política, social o ambiental. De ahí que desconozca el almanaque que dicta el día del medio ambiente, el día del cooperante, el día de la mujer y tantos otros "días de".
Quiero que quede clara mi postura ante la vida y que según mi parecer de nada sirve que quien mañana apague cicunstancialmente las luces en un atisbo de rectificación (algun sentimiento de culpa sentirá, imagino), siga diariamente empleando su vehículo personal para el más insignificante desplazamiento, continúe duchándose o aún peor bañándose un par de veces al día por el mero placer de hacerlo, acuda regularmente a centros comerciales como hobby para adquirir productos que jamás empleará, enchufe el aparato de aire acondicionado sin rubor con la llegada del más irrisorio rayito de sol, tome regularmente vuelos cuando la distancia es medianamente alejada...
Puede, no lo niego, que con el "gesto" de mañana, al que por supuesto me sumaré en la medida de mis posibilidades, se logre un drástico valle en el consumo de electricidad, lo que indudablemente redundará en el bienestar social y ambiental y sin embargo no solventará la crisis ecológica sin precedentes en la que nos hayamos envueltos mientras no nos preocupemos seriamente por modificar sustancialmente nuestro tren de vida. Esas costumbres que realizadas diariamente suponen una reducción real, significativa y constante (apagar el grifo cuando no se hace uso del mismo, optar por la bicicleta o el transporte público colectivo como modo de transporte, adquirir productos locales respetuosos con los medios de producción y con el entorno...). Lo demás será poner una pica en Flandes o parchear en lugar de plantarse cara a cara ante el problema.
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