Hoy comienza en Hokkaido, Japón, una nueva cumbre mundial en la que se reunirán, como es bien sabido, las ocho superpotencias mundiales (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia). O lo que es lo mismo, los principales causantes de la actual crisis ecológica-social-cultural-económica que padecemos a escala mundial. No por voluntad propia, sino más bien por inoperancia y supeditación a las grandes compañías transnacionales ante las cuales doblegan su soberanía nacional.
Es curioso, pero la cumbre nunca comienza exactamente en el momento del aterrizaje de los mandatarios en el lugar de su celebración. Los preparativos y las "rondas previas" son de suma importancia en el desarrollo del evento.
Así, el país anfitrión debe hacer frente a un reto sustancial: garantizar que el encuentro se produzca en un clima ejemplar de cordialidad mutua entre dirigentes y de "paz" ciudadana y para ello debe desmantelar o anticiparse a los componentes del movimiento global, integrado por cientos de personas que, como en la célebre cita de Ignacio Ramonet, creen que "otro mundo es posible". En esta línea, la policía japonesa ha procedido a detener y a intervenir contra sindicatos (Rakunon Union, Rakunan Workers Party, Asian Joint Action), organizaciones sociales y obreras (Cruz Negra Anarquista) y ONG´s a su antojo, amparados por una ley que les permite retener a los ciudadanos durante 23 días consecutivos.
Los altermundialistas (puesto que proponen una realidad alternativa, no se oponen por puro nihilismo), partidarios de un estadio social radicalente distinto al actual y presidido por valores como la paz, la solidaridad, el entendimiento, la comprensión o el libre intercambio de experiencias y conocimientos entre semejantes, se articulan en torno a las organizaciones sociales anfitrionas para mostrarse públicamente opuestos a las actitudes exhibidas por los altos mandatarios. En esta ocasión, lo hacen alrededor de NoG8Action, una organización creada por japoneses el pasado año en Rostock, Alemania, para organizarse de cara a la presente cumbre.
Los asuntos a tratar en esta ocasión no son otros que los que diariamente hacen correr ríos de tintas en los diarios de tirada nacional: el cambio climático, el hambre en el mundo, la pobreza, los biocombustibles, el terrorismo, los planes nucleares, el alza en el precio del crudo y con él de los alimentos...
Veremos lo que son capaces de lograr, pero dudo que asuntos de suma trascendencia y ante los intereses particulares de los participantes en la cumbre, puedan ser resueltos en cuestión de unas jornadas por quienes son los máximos responsables de causarlos.
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1 comentario:
Otro mundo es posible y lo vamos a lograr.
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