miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un sueño para el año que comienza

En este año que despuntará en breve, deseo de todo corazón que vuestros sueños de equidad, justicia y libertad se materialicen y que la vida, en su más amplio sentido, comience a aflorar colorida y diversa entre un lodazal de egoísmo, rutina, materialismo y sometimiento colectivo.

¡Feliz mundo nuevo! ¡Viva la vida!

martes, 30 de diciembre de 2008

La cabalgata de Hortaleza, patrimonio vecinal

La historia que os voy a relatar es una de esas intentonas de nuestros estultos gobernantes por arrebatarle al pueblo una de las tradiciones que este ha mantenido contra viento y marea y que durante años ha servido como una herramienta más para cohesionar y afianzar la vida del barrio.

Desde la década de los 70 y pese a las limitaciones expresivas impuestas por el régimen ilegítimo de los golpistas, Hortaleza ha venido celebrando, en paralelo a la cabalgata oficial que recorre las calles del centro de Madrid, un acontecimiento vecinal en toda regla como era un desfile de carrozas, que durante semanas elaboraban, en estrecha colaboración, los comercios locales y las asociaciones vecinales.

Bien, pues esto ha venido ocurriendo ininterrumpidamente hasta 2007, año en que la nueva concejala del distrito, Elena Sánchez Gallar del Partido Popular, decidió de motu propio retirar las subvenciones a los vecinos y comerciantes, con el fin de adjudicar (más bien perjudicar) la cabalgata del barrio a una empresa privada, privando, permítanme la redundancia, a los vecinos de la ilusión de confeccionar artesanalmente las carrozas del desfile y a los niños de disfrutar de un acontecimiento anual ajeno a los intereses espurios del sector empresarial.

Pero los vecinos no quedaron conformes, ni se rindieron, así que pronto orquestaron, a parte del consabido abucheo a la concejala de turno, un evento en paralelo que integrara a todos y no persiguiera satisfacer a una minoría con intereses lucrativos. Y así, con escasos medios, pero infinita ilusión compartida por todos, se organizó la "Primera Cabalgata Alternativa en Hortaleza".

Este año, la historia vuelve a reeditarse y los vecinos han vuelto a tomar las calles del barrio, de nuestro barrio, para programar un evento que no discrimine a nadie y principalmente enfocado a que los niños gocen de estas fechas provistas de magia e ilusión. Las actividades previstas para el Domingo 4 de Enero son las siguientes:

11:00-14:00 Juegos, payasos, títeres, magia, talleres, chocolatada popular y actividades para los más pequeños en el Parque de Clara Eugenia.
18:00 Cabalgata con el siguiente recorrido: Parque Clara Eugenia - Calle del Mar Caspio - Calle del Mar de las Antillas - Calle de Santa Adela - Calle de Santa Susana - Calle de Santa Virgilia - Avenida de la Barranquilla - Calle de Mar Adriático - Parque de Alfredo Kraus.

Recuperando las palabras de un humorista de nuestro barrio, Agustín Jiménez, "el día 4 la vamos a liar parda". ¡Qué cunda el ejemplo! www.cabalgatadehortaleza.org

viernes, 26 de diciembre de 2008

Vendarse los ojos, ¿qué otra solución cabe?

Nos hallamos inmersos en una de esos períodos cíclicos anuales caracterizadas por el consumismo exacerbado y los dispendios energéticos y alimenticios destinados a pasar factura en un futuro.

Resulta complejo sobrellevar los excesos y despilfarros con dignidad y simultanearlo con una vida compatible en sociedad, así que este año, por higiene mental, he optado por vendarme los ojos y he procurado tejerme además una hermosa red opaca de aislamiento para no ser hiriente con el prójimo y con el fin de no entorpecer la magia de la ilusión incorruptible de un niño (que bien nos luciría el pelo si en vez de adultos idiotas fueran ellos quienes guiasen nuestro destino desde las altas esferas).

Que me distancie de la realidad no es, en modo alguno, un ejercicio de irresponsabilidad pasajera, aunque así pueda parecer a ojos del lector, sino más bien una manera de tratar de curarme en salud para que no me reconcoman las entrañas al ver como el ciudadano medio emplea ingentes cantidades de recursos en obsequios a toda luz innecesarios, en guateques descontrolados fruto de la ingesta masiva de alcohol o en cenas opíparas y excesivas.

Puede que ahora nos acordemos menos que nunca de ese pobre subsahariano que se juega su vida a una carta, que toma la forma de una barcaza precaria, para emprender un sueño irreal y confuso que bien se asemeja a una ruleta rusa. O de aquel chavalito congoleño que toma el kalashnikov que le vendimos en su momento a un precio irrisorio (o regalamos) los occidentales para garantizarnos un suministro regular y contínuo de materias primas tan valiosas como los minerales o los metales. O de ese otro pobre chinito que para un salario de miseria invierte una cantidad de horas desbordantes de trabajo en una fábrica tenuemente alumbrada para que los europeos luzcamos orgullosos un modelo exclusivo de zapatillas de deporte.

Porque todos ellos (y muchos otros que se cuentan por millones) siguen existiendo, pese a que nos ceguemos por el lujo y el desmadre colectivo. Porque, aunque nos empecinemos en colocarnos las orejeras de burro (con todos mis respetos a un animal tan noblote y amenazado como el asno), esa realidad permanecerá estática y firme hasta que nos queramos hacer eco de ella.

Y mientras tanto, seguiremos con la mirada alzada al frente, con un ombliguismo etnocentrista orgulloso, diciéndonos a nosotros mismos lo espabilados que hemos sido y justificando lo injustificable para mantenernos cómodamente sentados en el sofá embobándonos con la aberrante programación emitida por el tubo catódico del aparato de televisión.

¡¡Feliz falsedad a todos los occidentales que me leéis (los otros, los desheredados, no gozan de estas fechas porque ni siquiera les hemos concedido la oportunidad de hacerlo)!!

martes, 23 de diciembre de 2008

El cazador cazado



No pensaba incluir hoy una entrada en mi blog, pero lo hago desde un marcado sentimiento de rabia y desde la más profunda indignación al observar como, salvo algunos que nos molestamos en acudir a medios de información no sustentados en lobbys, bancos o empresas de carácter multinacional, una gran parte de la población calla y otorga ante las falacias y los intentos a la desesperada por parte de los medios de masas, léase prensa, televisión o radio, de señalar y criminalizar toda iniciativa cultural alternativa a la iniciativa institucional.

Incomoda, a ojos del los oligarcas que manejan los hilos de la sociedad, que los jóvenes nos organicemos de un modo antagónico a como esperan que lo hagamos: saliéndonos del rebaño en el que muchos otros se encuentran cómodamente instalados.

Sería mucho más sencillo, bajo su modo de concebir el mundo, que nos dedicásemos, cual borregos descerebrados y sumisos, a asistir a las discotecas de moda para vociferar las últimas ñoñerías irradiadas en los 40 principales, a cenar porquería prefabricada y de alto contenido calórico en hamburgueserías americanas y que invirtiésemos nuestro tiempo de ocio en aprender los trucos para concluir el último juego ultraviolento de la videoconsola de turno.

Lamentablemente, algunos hace tiempo que le vimos las orejas al lobo y decidimos, de motu propio, salirnos del redil para realizarnos como individuos, para desarrollar nuestra creatividad y disfrutar de la de otros en espacios autogestionados y para contribuir a promover un cambio de mentalidad en aras de edificar una sociedad en conjunto más respetuosa con el medio y más justa y equitativa con el prójimo. Que no responda a los intereses expurios de las minorías, sino a la voluntad sonora y participativa de la pluridad diversa y colorista de las mayorías.

Si este alegato y la adopción de una actitud vital de este calibre me posiciona como un altermundista, inconformista o antagonista, lo acepto y no veo motivos para rehuir tales calificativos, mucho más afortunados y realista que los de antifascistas, okupa o antisistema.

A quien le interese recibir una información más objetiva y menos dirigista y mercantilista, le recomiendo aproximarse al periódico quincenal Diagonal www.diagonalperiodico.net, las páginas www.nodo50.org o www.alasbarricadas.org, la revista Ekintza Zuzena, las radios libres y comunitarias, las televisiones de barrio...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Los lemas de Mayo del ´68 siguen vigentes

El pasado mes de Mayo se cumplían 40 años desde que el mundo reaccionara enfervorecido y encolerizado contra el discurso único y hegemónico que les negaba como seres humanos.

El capitalismo encontraba una respuesta contundente y popular en la actitud de una humanidad que reaccionaba ante la depauperación de su vida, que se oponía a que otros fueran dueños de su destino, que se expresaba políticamente y obraba en conciencia. Es triste pensar que su lucha fuese en vano y que gran parte de los objetivos y deseos que entonces se perseguían, siguen sin materializarse.

Sirva mi entrada de hoy como homenaje a aquellas personas, a aquellos radicales (bendido sustantivo este siempre que se emplee con corrección y no para criminalizar) que buscaban extirpar el problema de raíz.

Seamos realistas, pidamos lo imposible.

Lo innacesible se mantiene inalienable e inamovible desde entonces. ¿Una vida digna? ¿Condiciones laborales ecuánimes? ¿Igualdad de derechos? ¿Salud? ¿Democracia de base? ¿Justicia social? ¿Respeto a los derechos humanos? ¿Dónde queda todo ello? Mera palabrería. Muchos de los que entonces militaban en la lucha, olvidaron pronto de sus reivindicaciones y fueron absorbidos por el "statu quo". Tenemos que mantenernos firmes y exigir más de las migajas que nos ofrecen, porque ser libre no es sólo elegir "libremente" entre consumir esto o aquello.

Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar.

Se nos ha enseñado, adoctrinado más bien, mediante una educación restrictiva, instructiva, jerarquizada, vertical e institucionalizada a ser un tornillo más del engranaje. A escribir al dictado, a asumir el devenir, a callar para no incomodar a los jerarcas y a aceptar con resignación nuestro destino. Y no estamos dispuestos a claudicar, ni a rendirnos (salvo a la evidencia de que vuestro "libre" mercado no ha solucionado nada). ¡Basta ya de pisotearnos, de engañarnos y de mearnos encima mientras nos decís que llueve! La mecha está prendida y vuestra actitud vierte leña y gasolina sobre ella.

No le pongas parches, la estructura está podrida.

Cuando el sistema está esclerotizado, de nada sirve ofrecer presuntas soluciones parciales para perpetuarlo. Como ya dije en su momento, un problema no puede ser resuelto con la misma mentalidad que lo creó y desde luego este al que nos enfrentamos no es una excepción. Inyectar dinero en los sectores afectados por temor a represalias de los lobbys, encarcelar las ideas disidentes, erradicar toda voz que difiera del discurso predonderante...de nada os va a servir cuando estalle el conflicto y las personas tomemos las calles de nuevo.

Prometo proseguir mi análisis en una pronta ocasión. Confío en que esta reflexión sobre la sociedad actual os ayude a revalorizar lo que tenéis (y no en términos monetarios precisamente) y a reclamar lo que queréis (y no lo que os dicen que tenéis que querer).

jueves, 18 de diciembre de 2008

¿Idéntica postal?

Una visión. La que me viene acompañando durante los últimos veintidós años de mi vida. La que se percibe desde la atalaya de mi ordenador. Es el parque frente a mi casa. Los mismos árboles, las mismas bancadas, la misma fuente, reparada eso sí. Incluso el pavimento se mantiene inalterado. Todo es aparentemente idéntico a como se encontraba cuando me mudé al barrio residencial.

Y sin embargo, todo es tan distinto en su imaginario y en su trasfondo. Hoy ya no corretean los niños, ni intercambian pareceres sus madres o abuelas como antaño. La vida en él ha expirado. Un profundo silencio lo envuelve todo en un manto de desolación, que de cuando en cuando se ve interrumpido por el ladrido a destiempo de un perro enrrabietado o por el sonido estridente de otro petardo navideño que explota sin consultarlo.

Hoy aquellos niños que crecieron y se formaron en el parque, son hombres y mujeres con sus obligaciones, sus responsabilidades y sus quehaceres. Con sus ajetreadas vidas, que les impiden disfrutar de los momentos de ocio y menos aún el perder el tiempo como sus ascendientes hicieron con ellos con el único orgullo de verlos disfrutar. De regañarlos cuando impedían jugar a aquel chiquillo o chiquilla. Con la sonrisa cómplice al verlos engullir una generosa ración de arena. Con la profunda satisfacción de verlos lanzarse una y otra y otra vez desde el columpio.

Los que hoy debían ocupar sus plazas en el parque están recluidos en sus casas y no únicamente debido a las inclemencias temporales. Antes bien poco importaba si caían chuzos de punta o ampas de nieve virgen, toda excusa era buena para desvariar, patear un balón o idear un universo paralelo en compañía de amigos propios y ajenos, pues rara vez alguien era excluido de los juegos colectivos.

Hoy esta nueva hornada de chavales está enclaustrada en casa porque así lo ha querido el progreso y todos nosotros con nuestra cómplice inacción. Porque les hemos servido en bandeja un buen ramillete de simuladores, ordenadores, reproductores de video y música y videoconsolas, lo último en tecnología punta, que les alejan cada vez más de la realidad y les inhiben en su desarrollo como individuos sociales. Que les coartan la capacidad de tender puentes con otros. De aprender en común. De disfrutar de la calle en compañía. De entender los problemas y las dificultadas de sus iguales. De vivir la vida en comunidad en definitiva, con sus alegrías y sus sinsabores.

Y luego llegará aquel cornucopiano o el tecnócrata de turno que me dirá arcaico por negar el progreso, que se carcajeará de los ecologistas y les espetará aquello de "¿No querréis que volvamos a las cavernas?". Y la respuesta parecerá perentoria: "Si este es el progreso de la humanidad, que no cuenten conmigo".

lunes, 15 de diciembre de 2008

Signos para la esperanza

No es que hayan comenzado a emerger voces desde diversos entornos, a uno y otro flanco del espectro político-social, cuestionando la legitimidad del capitalismo para mejorar la sociedad excusándose en que la competitividad estimulará la supervivencia del más apto (darwinismo social) con la obligatoriedad de mejora que supondría para todos, sino que en los últimos tiempos se han alumbrado fogonazos de actuación y reflexión que invitan al optimismo.

Por un lado, la sociedad comienza a espabilar y a darse cuenta que los recursos no deben enfocarse a subsanar las deficiencias del sistema (inyecciones dinerarias en el sistema financiero, en las construcciones o en el sector automovilístico), sino a garantizar los derechos fundamentales (alimento, vivienda, salud, trabajo). En esta línea, la propuesta de la Renta Básica Universal costeada por el estado, no discriminatoria, promotora de la libertad y el autogobierno personal y enfocada a cubrir las necesidades básicas como seres humanos y a erradicar esa enfermedad social llamaza pobreza, supone una alternativa viable.

En el ámbito de la enseñanza, la organización en asambleas autogestionadas, no instrumentalizadas por partidos o sindicatos y relativamente bien coordinadas entre sí, de la comunidad universitaria y más concretamente del estamento estudiantil, para reivindicar la independencia de la universidad frente a la lógica empresarial de la oferta-y-la-demanda (como propone el tan traido proceso de Bolonia) y amparándose en la libertad de elección de aquello en lo que quiere profundizarse el saber, es un canto a la esperanza.

En tercer lugar, la voluntad de enmienda del protocolo de Kyoto en tanto que piedra de toque valiosa aunque mejorable en la reciente cumbre del clima de Poznan, nos anima a pensar que en las altas esferas aún hay quien tiene la cabeza amueblada y percibe el desbarajuste ambiental en el que nos hallamos enfrascados. Si bien, puntualizar que el planeta no se rige por periodizaciones políticas y que urge una actuación responsable, coherente y temprana.

Finalmente, el rechazo más o menos generalizado a las distintas formas de tortura (terrorismo, abusos policiales, centro penitenciarios) nos pone sobreaviso que en un futuro se van a transigir paulatinamente menos, pues apenas cuentan con el favor popular.

Por lo tanto y pese al tonillo en ocasiones desalentador que pueda desprender este blog (haré proposito de enmienda para el año nuevo), hay síntomas de cambio a los que aferrarse para producir entre todos la revolución de valores y mentalidades que posibiliten vivir en un mundo más amable, más humano y menos raro, como decía aquella tonada de La Cabra Mecánica.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Verbalizar el decrecimiento

Saludar. Dar. Agradecer. Interactuar. Gesticular. Compartir. Interaccionar. Amar. Disfrutar. Reciclar. Aportar(se). Reducir. Significar. Amistar(se). Repensar. Celebrar. Reusar. Repartir. Concienciar(se). Revindicar. Investigar. Gozar. Redistribuir. Estudiar. Simplificar. Elaborar. Enseñar. Recibir. Renunciar. Aceptar. Extraer. Comprender. Diversificar. Sonreir. Departir. Matrimoniar. Reevaluar. Sentir. Vivir. Descubrir. Reaccionar. Entender. Tolerar. Saborear. Emprender...

En todas estas acciones y alguna otra que probablemente olvide en este instante, pienso cuando hablo de la noción de decrecimiento (y cuando elaboro una entrada en este blog temático). Un concepto tan moldeable, que acepta de buen grado la diversidad de opciones de vida distintas y siempre respetuosas con el resto de seres humanos y el medio en que habitamos. Un crisol de alternativas que no se imponen por la fuerza de un agente externo regulador (la mano invisible del mercado -capitalismo-, el estado -socialismo-), sino que poseen un significado identitario propio y se integran conjuntamente para constituir una red utópica, tupida y hermosa.

Este puñado de acciones, realizadas incoscientemente en nuestro día a dia, son las que hacen del mundo un lugar ameno, comprensible y habitable. Un entorno ajeno a la verdad del pensamiento único que nos tratan de imponer. Abstracto y no computable en términos de divisas. Una comunidad de la que sentirse parte. Un imaginario colorido, diverso y gozoso.

Tenemos tanto que decir, tanto que dar, que no hay ocasión de dejarlo pasar. Este es el lugar y ahora es el momento adecuado. Con cada pequeño gesto, aparentemente insignificante e imperceptible, aportamos nuestra singular contribución a la edificación de una sociedad justa, equitativa y humana. Sobretodo humana. Creada por y para los humanos sin menoscabar al resto de seres vivos. Para vivirla entre todos, aunque a algunos los abracemos o besemos frecuentemente y con otros, por divergencias, no podamos intercambiar mucho más que un saludo vespertino.

Agredeceré(mos) todo lo que tú estés dispuesto a aportar para la construcción del nuevo mundo. Ese donde todos tengamos un nicho, donde todas las voces sean escuchadas y consideradas y donde el más rico será el que más se haya msotrado dispuesto a compartir con sus iguales, aunque distintos. Gracias de antemano.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Somos lo que comemos

¿Alguna vez te has planteado cómo y dónde se elaboran y qué contienen los alimentos de los que te nutres diariamente?

Si de la alimentación depende en buena medida nuestra salud (se ha demostrado que los colores, olores y sabores de los alimentos repercuten favorablemente en reforzar el sistema inmune) y esta a su vez es factor determinante el estado de felicidad de cada uno, convendrás conmigo en que resulta más que necesario preocuparse por lo que ingerimos, tanto por su calidad, como por su cantidad y como lo hacemos (pausada o velozmente).

Pese a lo que pudiera parecer a simple vista, la alimentación de carácter industrial, producida a granel y despachada en pequeños envases de plástico en grandes centros comerciales, no es la única opción alimenticia a nuestra disposición.

Consumir productos locales elaborados artesanalmente (no industrialmente) y exentos de utilizar biocidas y fertilizantes (perjudiciales para la salud humana) y de cultivar monocultivos o trasgénicos (de los cuales no se ha garantizado su inocuidad) que sólo repercuten en el enriquecimiento de esa minoría representada por las "majors" de la agroindustria (Monsanto y demás), puede ser una bonita alternativa que contribuye a preservar la biodiversidad (que se cultive en cada lugar la variante que mejor se ha adaptado al clima y condicionantes locales), enriqueciendo a la población oriunda (al ser ellos simultáneamente productores y vendedores), al tiempo que el precio pagado internaliza los costes de extraer los recursos y desechar los desechos al entorno de una manera sostenible (puesto que de ello depende la subsistencia del cultivo y, por ende, el futuro de la familia).

Otro modo de alimentarse es la autogestión. Esto es, siempre que nos sea posible, ser nosotros quienes controlemos, directa (porque lo plantamos en un huerto próximo) o indirectamente (el modelo de la cesta del horticultor, en el que se celebran asambleas contínuas entre productores y consumidores), el tipo de alimento que se produce y su cantidad. Siempre, eso sí, preservando los modos de los cultivos biológicos.

Una tercera vía es optar por lo que denominan comercio justo, generalmente enfocado a contribuir al relanzamiento de economías depauperadas por la omnipotencia occidental. Se trata de adquirir productos tales como chocolate, café o tabaco (por citar tres ejemplos habituales) procedentes de cooperativas africanas, asiáticas o latinoamericanas en las que las máximas son claras: respeto escrupuloso a los derechos humanos y al medio, la calidad es cuestión prioritaria, las condiciones de trabajo deben ser dignas e igualitarias, ha de evitarse la trama de intermediarios que encarecen el producto y debe informarse detalladamente de la procedencia y los contenidos del producto en cuestión.

Además de las cuestiones relacionadas con la salud (síndrome de Creutzfeldt-Jakob, cerdos alimentados de piensos contaminados químicamente...), habrás comprobado que al ingerir un tomate natural en un huerto ecológico, el gusto es infinitamente más gozoso que el que supone uno de esos tomates clónicos e insípidos que se venden en los supermercados de la ciudad. O que al combinar el sabor de la leche procedente de una vaca que pasta a su libre albedrío por el prado con un café artesanal de Colombia o Jamaica, las sensaciones son mucho más espléndidas y satisfactorias que beberse uno de esos preparados lácteos disueltos en un café de máquina.

Entonces, ¿por qué optar por alimentos de ínfima calidad pudiendo convertir tu alimentación en una actividad placentera? Tu cuerpo, tu apetito y tu salud te lo agradecerán.

Visionado recomendado: el documental "Utopía" de los directores Lucho Iglesias y Álex Ruiz, en el que personas públicas como Joaquín Araujo, Vandana Shiva, Pedro Arrojo o Satish Kumar cuestionan y discuten una buena parte de esas verdades aparentemente inmutables que hacen que nuestra vida sea de un modo inamovible y hermético cuando podría ser de otro bien distinto.

Trailer disponible en http://www.informativos.net/medio-ambiente/utopia-un-documental-que-se-suma-a-las-verdades-incomodas-_51253.aspx

sábado, 6 de diciembre de 2008

Gracias por nada, asesinos

Gracias, porque con vuestro último atentado habéis conseguido que a aquellos que nos oponemos frontalmente a la "Y vasca", se nos alinee con unas ideas con las que no comulgamos y se nos etiquete como cómplices de vuestra tortura.

Gracias, porque con vuestra violencia malsana y gratuita conseguís deslegitimar una lucha muy loable que trata de oponerse de un modo pacífico a una obra innecesaria que sólo persigue engrandecer la caja de caudales de unos pocos empresarios afines al Gobierno Vasco violentando el medio e hipotecando el futuro.

Gracias por avanzar en sentido contrario a la gestación de una sociedad autónoma, comprensiva y solidaria en la que todas las voces sean escuchadas y en la que se fomente un verdadero sentimiento de vida en comunidad, donde todos puedan sentirse integrados, amados y escuchados y aporten lo poco o mucho que estén dispuestos a aportar.

Gracias por entorpecer el camino legítimo de aquellos que, perteneciendo al entorno abertzale, apuestan por la vía del diálogo, el entendimiento y la solución a los problemas mediante el uso de la palabra y a través del razonamiento y la escucha mutua. Cada vez estais más solos en vuestro cometido.

Gracias por descubriros sin máscaras ni disfraces, así todos tendremos más claro que clase de asesinos sanguinarios y despiadados se esconden tras vuestras siglas. Vuestros presuntos ideales (independencia política, pero dependencia armamentística) quedan enturbiados y rubricados de sangre con vuestra acción, propia de carniceros crueles.

Gracias por nada, asesinos.

martes, 2 de diciembre de 2008

¿Qué fue de Enric "Robin Hood" Durán?

Muchos os lo preguntaréis. ¿Qué fue de aquel chaval catalán que expropió 492.000 euros a 39 entidades bancarias en 68 operaciones para denunciar el abuso ecológico y social de las instituciones financieras con la edición, el 17 de Septiembre de 2008, de 200.000 ejemplares de "Crisi" y cuya recaudación fue a parar, en buena medida, al fortalecimiento de la "xarxa" de movimientos sociales locales?

Bien, pues hoy en día la situación se encuentra del siguiente modo: se están adoptando las primeras iniciativas judiciales en su contra, ya que se han presentado 18 denuncias penales de bancos y alguna que otra civil, si bien aún no se ha producido la citación del implicado en un proceso judicial que se está desarrollando con la mayor discreción y sin trascender a los medios de masas.

En lo que respecta a Enric, se encuentra voluntariamente en paradero desconocido, instalado en la clandestinidad itinerante y conectado a "la realidad" a través del correo electrónico, que revisa regularmente asesorado por técnicos en la materia para evitar contratiempos y a la espera de que la situación se "normalice" para regresar a su tierra.

En lo tocante al colectivo Crisis, que sustenta las iniciativas de Enric y otras acciones de desobediencia civil, ha iniciado recientemente la recogida de inscripciones para convocar una huelga de usuarios y usuarias de los bancos, en la que pueden participar quienes estén dispuestos a retirar su dinero de los bancos o a abandonar el pago de la deuda que los vincula a ellos, con la finalidad de establecer una red de apoyo mutuo encargada de sabotear el statu quo bancario.

La idea es responder en la praxis a la curiosidad siguiente: ¿qué ocurriría si todos decidiésemos sacar el dinero del banco a la vez? La respuesta parece evidente: si sólo lo lleva a cabo una minoría, los bancos se lo tomarían como un toque de atención y procurarían "lavar su imagen" para recaptar a los insurgentes. Pero si la repercusión fuese algo más mayoritaria, entonces comenzaría a cuestionarse su situación de primacía y abuso y llegado el caso y dada la naturaleza especulativa de la mayor parte de su capital (como evidenció el recomendable documental "El dinero es deuda"), terminaría que conducir a un colapso del sistema financiero.

Puedes permanecer sintonizado a esta y otras iniciativas visitando regularmente la página www.17-s.info en la que se encuentra alojado el blog de Enric y en la que podéis acceder a documentos e investigaciones de las que no hablarán los medios de masas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Unabomber: el fin no justifica los medios

Como la verdad no es única, exclusiva e inapelable, no debemos en modo alguno intentar imponer nuestra visión del mundo con prácticas violentas, autoritarias e intimidadoras. De optar por esta vía, conseguiremos el efecto no deseado, pues aunque nuestro fin sea noble y nuestras intenciones loables, el resto de la humanidad percibirá nuestra acción con actitud refractaria y nuestra labor quedará automáticamente desacreditada.

Hoy me apetece contaros una historia singular. Es la de un niño norteamericano de ascendencia polaca llamado Theodore John Kaczynski. Su infancia fue del todo anormal: a una temprana edad descubrieron en él un cociente intelectual superior a la media (167) y le eximieron de cursar sexto. Sin embargo, adelantarlo de curso fue en realidad todo un retraso en su desarrollo personal, pues al pequeño Theodore le costó aclimatarse a su nueva situación y se temió que su dificultad para relacionarse con sus compañeros se debiera al síndrome de Asperger o incapacidad para percibir las emociones ajenas.

A la tierna edad de dieciséis, dos años antes de lo habitual en cualquier compañero, ingresa en la prestigiosa Universidad de Harvard siendo el primer alumno de su promoción con una calificación próxima a la perfección (9,89), cursando posteriormente un doctorado en la Universidad de Michigan, en la cual elabora un prodigio de tesis sobre las funciones límites que le granjea una plaza como profesor y un cargo en la National Science Foundation. Sin embargo, un par de años más tarde decide abandonarlo todo y largarse a vivir a la morada paterna de Lombard, Illinois, para instalarse definitivamente en una cabaña de madera contruida con sus propias manos en las colinas de Montana.

En 1978 su vida toma un rumbo inesperado y dramático: decide establecerse como cazador-recolector y emprende una campaña de pequeños atentados gestados a través del envío de bombas a universidades y aerolíneas americanas. El FBI -la imagen que ilustra esta entrada corresponde al retrato robot elaborado por estos- comienza a seguirle la pista y lo bautiza como Unabomber (bombeador de universidades y aerolíneas en sus acrónimos americanos).

La idea-fuerza tras estas acciones era la de denunciar el funcionamiento de la sociedad industrial y reivindicar un retorno al período pre-industrial en sintonía con el medio y sus procesos productivos. De hecho, Theodore elabora un documento de gran valía en forma de manifiesto y que podéis leer íntegro en castellano desde http://www.sindominio.net/ecotopia/textos/unabomber.html, donde expone en 35.000 palabras un riguroso análisis sobre los derroteros de la actual sociedad termoindustrial.

Su concienzudo y acertado análisis quedó en entredicho puesto que, para verse finalmente publicado en dos medios de amplia repercusión en Estados Unidos, The Washington Post y The New York Times, tuvo que recurrir a la extorsión bajo al promesa de que cesaría sus atentados. De ahí que la imagen que perdura en el imaginario colectivo sobre él sea la de un perfil emocionalmente inestable, desarraigado social y familiarmente, que dedicaba su tiempo a elaborar bombas con chatarra en un taller y no la de un lúcido científico que se percató de las maldades de la industrialización y lo plasmó en un manifiesto.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Un día en mi vida a.k.a. La publicidad invasora

"Hay tantos reclamos que seguir en este mundo moderno. Veo tantas cosas que no puedo conseguir. La publicidad que anuncia el cielo y te envía al infierno: consumir tu vida para consumir todo lo que te quieren vender".

La cita corresponde al tema "Un lujo a tu alcance", incluido en el lp "A tu alcance" de los malagueños Danza Invisible y plasma con claridad la sensación de intromisión e impotencia que me asalta la mente cuando pienso en los efectos y consecuencias que la publicidad ejerce sobre nosotros.

Paso a relatar mi día a día. Salgo de casa como parte de mi rutina y antes de llegar al metro ya me encuentro la acera salteada de desperdicios (la higiene y el respeto por el entorno no se estilan en exceso en estas latitudes) que, casualmente, llevan impreso el logotipo de una marca comercial (trademark para los publicistas y marqueteros).

Una vez en el andén, la televisión (aunque apenas nadie la atienda por encontrarse embebidos en las escuchas de su iPod de última gama) me bombardea con anuncios que no he solicitado (tampoco lo hice con la televisión y la colocaron igualmente) y por fin llega el tren que tanto anhelo y que me conducirá hasta el ansiado destino...con sus paredes perfectamente "engalanadas" con pegatinas de la marquita de turno y yo me pregunto curioso: ¿repercutirá esta publicidad positivamente en el coste de mi billete, es decir disminuirá consecuentemente su precio? Imagino que no, puesto que lo suben cada ciertos meses indistintamente de que se incluya publicidad o no.

Bien, la máquina en cuestión me transporta hasta otra estación, cuyo imaginario está nuevamente dominado por las dichosas compañías de vuelo barato, tan lesivas para el medio por no internalizar la contaminación generada y la extracción de recursos -léase hidrocarburos- y por destruir empleo -¿qué otra explicación subyace bajo su ínfimo coste?-, o por ofertas para turistas a bajo coste para el bolsillo, por no mencionar los anuncios sensu stricto que promocionan determinada comunidad autónoma.

Entre tanto he podido comprobar como, perdonadme el instinto cotilla, buena parte de las conversaciones de mis compañeros de vagón versaban sobre tecnología, trabajo, estudios, fútbol o ropa (el pan nuestro de cada día) y que una gran mayoría de ellas estaban impregnadas de publicidad encubierta de una marca o empresa (puede que incluso la mera mención de estas suponga para ellas un aliciente de mercadotecnia más).

Hay quien, de hecho, se ha convertido en un expositor más de estas marcas (qué ironía nuestro alcalde, el Sr.Gallardón, censurando y multando a los hombres-anuncio y a los repartidores de flyers, al tiempo que se fotografía henchido de orgullo con el hombre-anuncio por excelencia -Fernando Alonso-) o quien, presa de un sistema que con su aportación ayuda a perpetuar, se dedica en cuerpo y alma a glosar la virtudes de la compañía que le paga el salario a final de mes.

Eso por no hablar de las luces de neón o los extensos cartelones ubicados en las principales arterias comerciales de la ciudad, que lejos de resultar enriquecedores para la visión, provocan un sentimiento de incomodidad y de intromisión en nuestra cotidianeidad, que los convierte en auténticos invasores.

Al fin y al cabo, nuestro día a día se encuentra asediado de propuestas a las que, bien por su precio, bien por su cantidad o por la falta de tiempo, jamás podremos acceder, lo que nos induce una sensación interna de impotencia y frustración, que supone un obstáculo más hacia la felicidad. Una posible solución: la recolonización del imaginario público para el arte y la creatividad (murales colectivos, graffiti, campañas de solidaridad hacia los más débiles, citas de pensadores o filósofos que nos inviten a la reflexión, fragmentos de libros...). ¿Seremos valientes para llevarlo a la práctica?

jueves, 20 de noviembre de 2008

Superfluo vs. Real

No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

A veces deberíamos echar mano de esa sabiduría popular ancestral condensada en retazos de oraciones a los que llamamos refranes, para percatarnos de muchos detalles que a menudo se nos pasan por alto.

¿No os asombra ver como, con apenas un balón mal tejido, unas botas cuarteadas y una camiseta raída, unos niños africanos o latinoamericanos son felices por poder jugar al fútbol a placer en un terreno de arena a nuestros ojos bacheado e impracticable?

Siempre me ha fascinado su infinita capacidad para sobreponerse a una situación tan adversa (precariedad, inanición, esclavitud, maltrato) y responder a dicha contrariedad con una sonrisa diáfana. Al mal tiempo, buena cara. Nuevamente, el refranero popular.

A veces es tan sencillo ser feliz que nosotros mismos nos obstinamos en colocar obstáculos artificiales en el camino para alejarnos de este objetivo. Nos empecinamos en desear ser los poseedores de un vehículo deportivo de última gama, de un chalet unipersonal con todo lujo de comodidades, de realizar un crucero por el Caribe con la pulserita del todo-incluido y tantos otros caprichos y nos olvidamos de que, al no poder materializar todas estas fantasias (o una parte de ellas), ello nos sume en una frustración interna.

¿Realmente precisamos más de lo que tenemos o tenemos más de lo que precisamos? Con total franqueza os diré que mi postura se encuentra más próxima a la segunda afirmación. Pese a la tan cacareada crisis (que no crezcan más las empresas, no significa que no se embolsen pingües beneficios a costa de los ERE y demás patrañas), probablemente a ninguno de los que leerán este blog les falta alimento, hogar o un hombro en el que apoyarse cuando vienen "mal dadas".

En ese caso, mi consejo es que nos percatemos de ello y sepamos apreciar la belleza en cada gesto, en cada minúsculo detalle, en una melodía, en un libro, en cada caricia, beso o abrazo y sólo así seremos felices, aunque no nos podamos evadir unos días en Punta Cana, vivamos en un bloque de pisos o viajemos diramente en transporte público colectivo.

martes, 18 de noviembre de 2008

El derecho a perder el tiempo

"Abajo el trabajo, viva la vida contemplativa" solía ser una de la reivindicaciones de Pedro "Aianai" Espinosa, el iconoclasta vocalista del conjunto vitoriano de reggae Potato. En el fondo, tras su reclamo subyacía la voluntad inequívoca de soberanía sobre nuestro tiempo.

Yo me pregunto lo siguiente: ¿cuánto necesitarías trabajar para satisfacer las verdaderas necesidades vitales (echad un vistazo a la entrada de la Pirámide de Maslow del mes de Mayo) si suprimimos progresivamente todo aquello que nos es superfluo, impuesto y artificial? ¿2 horas diarias como reclamaban Jacques Ellul o Adret en su obra "Trabailler deux heures par jour"? ¿30 o 35 horas semanales como claman los sindicatos?

Realmente, si nos detenemos a pensarlo en frío, nos dedicamos en cuerpo y alma a satisfacer con nuestro esfuerzo y consumo diario la voluntad de alguno de los elementos del sistema (empresarios, compañías transnacionales, bancos, petroleras...), cuando podríamos invertir dicho tiempo en actividades artesanales o creativas, en compartir momentos y conversaciones inolvidables y sugerentes con otras personas, en deambular sin rumbo fijo disfrutando del ocio inmaterial, en jugar sin perder jamás ese espíritu de ilusión del niño que llevamos dentro y que no debería callar jamás, en la activación social, ecológica y política en pro de una sociedad concienciada y en otros cientos de actividades que sobrevuelen tu mente en este momento.

El tiempo redescubierto como riqueza que no puede en modo alguno ser cuantificada en unidades monetarias. ¿Cuánto vale ese beso que nos acabamos de dar y que me ha hecho sentir el hombre más afortunado del mundo? ¿Cuánto el reencuentro con la persona amada que vive lejos y que esperas con ansia? ¿Cuánto el abrazo de un amigo en un momento de desconsuelo? ¿Cuánto un consejo que te salva de un apuro? ¿Cuánto este libro que me ha posicionado ante una perspectiva del mundo novedosa y atractiva?

Si avanzamos pequeños pasitos hacia un reparto equitativo del trabajo, en el que cada cual apenas tenga que dedicar una ínfima parte de su tiempo a ello y lo restante quede libre para desarrollarse como persona, para materializar sus deseos, para divertirse, para descansar, para conocer, para descubrir, para enamorarse, para amistarse...entonces habremos logrado liberarnos de un yugo opresor para disfrutar la vida en su sentido más amplio y gozoso. La vida total que proclamaban orgullosos los mods británicos.

Fundación Tony Manero - Do It Nada

viernes, 14 de noviembre de 2008

La violencia que ejercemos

La violencia lamentablemente no tiene una única cara y por tanto se manifiesta de muy diversas formas, alguna de ellas tan sutiles que nos pasan habitualmente desapercibidas.

Violencia es, desde luego, la que ejerce un maltratador sobre su esposa (machismo), el género femenino en sentido amplio (sexismo), su compañero de clase (bullying) o su subordinado (mobbing) por el mero hecho de canalizar sus frustraciones o su prepotencia.

Violencia es aquella con la que un terrorista, de estado (Israel, invasión del Sáhara por Marruecos, GAL), extremista religioso (Al Qaeda, la cruzada católica de George Bush) o radical de izquierdas o derechas (ETA, los grupúsculos fascistoides de la transición española, la propia Guerra Civil española en ambos bandos), ejecuta la vida de una persona que difiere en planteamientos ideológicos o espirituales.

Pero violencia es también el excesivo consumo de los recursos naturales finitos, que degradan nuestra vida e hipotecan nuestro futuro o el empleo de productos químicos fitosanitarios (biocidas y fertilizantes), que se enfrentan a las capacidades productivas o de regeneración del terreno donde son vertidos por lo general en cantidades ingentes.

Violencia es igualmente acumular, cual Diógenes egoístas, objetos grandes y lujosos que no se emplean jamás o que permacenen relegados al olvido de un armario o sótano y para cuya producción se explota, tortura e implica en guerras a inocentes para expoliarles sus minerales (p.e. los recientes sucesos en torno al coltán -necesario para producir este ordenador con el que te escribo- en Congo o la guerra inconclusa de Iraq -para obtener el petróleo que empleas cada vez que haces uso de tu coche o moto o para transportar y producir este ordenador-).

Violencia es, de idéntico modo, ese carácter occidentalista de ser y actuar desconsideradamente con el prójimo (los países del tercer mundo o el cuarto mundo de la indigencia y la precariedad), creerse el ombligo del mundo (menos del 20% de la población haciendo uso de más del 84% de los recursos del planeta) y olvidar aquella máxima de respeto que dice que "tu libertad termina donde empieza la del otro".

Violencia hacia tu entorno es emplear el vehículo privado, emitiendo CO2, NO y otros "subproductos" nocivos para la salud a la atmósfera cuando podrías optar por modos de transporte tan loables como ir caminando, en bicicleta o en transporte público colectivo sin comprometer la sostenibilidad de nuestra especie en el planeta.

Violencia es una inversión en acciones de un banco, petrolera o compañía transnacional que invierte en narcotráfico, armas o contrabando de personas o animales, entre otros despreciables fines.

E imagino que este planteamiento lo podéis completar introduciendo nuevos elementos, porque si algo sobra en este mundo injusto, insolidario y egoísta hasta el paroxismo que hemos contruido, es violencia. Avancemos por atajarla y hacernos con ella antes de que ella se nos avalance y nos haga pasto de su ira.

martes, 11 de noviembre de 2008

Convocatorias

Aprovecho la ocasión para invitaros formalmente a acudir a alguna de las siguientes convocatorias, muy aconsejables y en la línea ideológica de lo que suelo apoyar, literaria o explícitamente, en este blog.

Por un lado, acaba de llegar a nuestras pantallas el largometraje documental "Nosotros alimentamos el mundo", versión original subtitulada de "We Feed The World", una película qué se plantea de donde proceden los alimentos que nos llevamos a la boca cada día, las consecuencias ecológicas, políticas y sociales de su consumo y como se relaciona la industria que los produce con la perversa dinámica globalizadora.



Por otro lado, el próximo Sábado 15 de Noviembre y coincidiendo con la cumbre de los líderes del G-20, conocida como Bretton Woods II, se nos llama a movilizarnos para realizar diversas concentraciones en denuncia de las políticas neoliberales que se están aplicando para resolver la tan cacareada crisis y que no sólo benefician a los banqueros, empresarios y dirigentes de las compañías transnacionales, sino que perjudican seriamente el medio ambiente y producen un daño irreparable en el entramado social. Los lugares estimados para concentrarse a partir de las 17:00 son los siguientes:

- A Coruña: Plaza de Maria Pita

- Alacant: Explanada de España, frente a la Rambla de Méndez Núñez

- Albacete: Plaza del Altozano, donde esta la gorda con la rosa que parece un polo!

- Almeria: Plaza Circular

- Ávila: Plaza del Chico

- Aviles: Plaza de España

- Badajoz: Plaza de San Francisco

- Barcelona: Plaça Catalunya

- Bilbo: Centro Civico de La Bolsa (C/ Pelota - Casco Viejo - Bilbao)

- Burgos: Plaza Mayor

- Cáceres: Plaza Mayor

- Cádiz: Plaza de San Juan de Dios

- Castello: Plaça de la Independència

-Ciudad Real: Parque del Torreón

- Córdoba: Plaza de las Tendillas

- Elx: Plaça Baix

- Gijón: Plaza del Parchís

- Granada: Fuente de las Batallas

- Graus: Plaza España

- Huesca: Plaza Navarra

- Jaén: Plaza de la Constitución

- Las Palmas de Gran Canaria: Parque Santa Catalina

- León: Plaza de San Marcelo

- Madrid: Puerta del Sol

- Málaga: Plaza de la Constitución

- Mérida: Plaza de España

- Murcia: Glorieta de España

- Palencia: Plaza Mayor

- Pamplona- Iruñea: Plaza del Castillo

- Salamanca: Plaza Mayor

- San Sebastián- Donostia: Jardines de Alderdi Eder

- Santa Cruz de Tenerife: Plaza de la Candelaria

- Santander: Plaza del Ayuntamiento

- Santiago de Compostela: Praza do Obradoiro

- Segovia: Plaza del Azoguejo

- Sevilla: Plaza Nueva

- Soria: Plaza de Herradores

- Teruel: Plaza del Torico

- Toledo: Plaza de Zocodover

- Valencia: Plaça Ajuntament

- Valladolid: Plaza Mayor

- Vigo: Puerta del Sol

- Vitoria-Gasteiz: Plaza de la Virgen Blanca

- Zaragoza: Plaza del Pilar

Finalmente y a pesar de lo reacio que sabéis que soy con las efemérides, el próximo Viernes 28 de Noviembre se celebrará el Día sin Compras, lo que no nos exime de realizar un consumo local, moderado y consciente los restantes 364 días del año.

Para tan señalada ocasión Ecologistas en Acción ha programado una serie de "actos" en diversos enclaves peninsulares, que aparecen perfectamente detallados en la página de su área de consumo www.ecologistasenaccion.org/diasincompras

jueves, 6 de noviembre de 2008

¡¡Sin prisas!! (ralentizar es disfrutar)

En una lógica social en la que priman conceptos tan apegados a la noción de productividad, el tiempo se circunscribe a la lógica de producir, distribuir, consumir o desechar y el disfrute del momento queda aparcado y relagado prácticamente a un segundo plano.

Si os fijais bien, más de un 50% de la población mundial vivimos hacinados en las estresantes ciudades (¿habéis probado a visitar el centro en hora punta o a viajar en metro a la salida de vuestro empleo?), con infinidad de compromisos y tareas que llevar a cabo generalmente para otros, nos desplazamos a velocidades elevadísimas incluso caminando, no digamos ya cuando optamos por otro tipo de transporte (coche, tren de alta velocidad, compañías de vuelo barato) y ni siquiera contemplamos la posibilidad de detenernos para observar el panorama, dialogar o bromear con el resto de las personas, jugar (hay que mantener el niño que llevamos dentro), pasear libremente, relajarse, perder el tiempo...

"Haz de tu tiempo una herramienta útil" es la invitación a involucrarnos en esa dinámica productivista y deshumanizada. Todo lo que no sea realizar una actividad productiva, se considera tiempo malgastado y se critica duramente, aunque puede que no de modo incosciente o deliberado (rastrea en tu día a día y encontrarás más de un ejemplo).

Frente a este "acelerón" absurdo, ha surgido una iniciativa que responde al nombre de "slow movement" y a la que muy hábilmente se ha adherido recientemente la empresa Natura con claros visos de aprovechar el presumible tirón mercadotécnico que trae consigo.

El movimiento slow (lento) llama a tomarse un tiempo para cocinar, recrearse y paladear los alimentos para extraer su esencia y aprehender sus sabores (slow food), crear entornos laborales saludables y favorables al empleado (slow work), enseñar a un ritmo más suave para asimilar mejor los conceptos (slow schooling), tener una lectura sosegada y gozosa preferentemente sentado (slow books), disfrutar de los trayectos, aunque nos tome más tiempo recorrerlos (slow travel), hacer el amor lentamente deleitándose en cada detalle y en cada sensación de placer (slow sex), crear espacios exentos de ruido y contaminación para pasear y acompasar los biorritmos a la estación del año (slow cities)...

Se han publicado un buen ramillete de obras literarias al respecto que os invito a consultar para aproximaros a esta llamémosla "filosofía de vida": Elogio a la lentitud, Elogio a la pereza, Slow is beautiful, The slow down diet...

martes, 4 de noviembre de 2008

Un cuento sobre la sabiduría indígena

Enzo, un rico comerciante de Puerto Ayacucho, visita a las comunidades indígenas del Alto Orinoco y se horroriza cuando ve a Orawë, indígena yanomami tumbado tranquilamente en su chinchorro (especie de hamaca) mascando tabaco.

- ¿Por qué no sales a pescar? - le pregunta Enzo.
- Porque ya he pescado bastante hoy - le contesta Orawë.
- ¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? - insiste el comerciante.
- ¿Y qué iba a hacer con ello? - pregunta a su vez el indio.
- Ganarías más dinero. De ese modo podrías poner un motor fueraborda a tu canoa. Entonces podrías llegar lejos en el río y pescar más peces. Y así ganarías lo suficiente para comprar una red de nylon, con lo que obtendrías más pescado y más dinero. Pronto ganarías para tener dos canoas y hasta dos motores y más rápidos...entonces serías rico como yo.
- ¿Y qué haría entonces? - preguntó de nuevo el indígena.
- Podrías sentarte y disfrutar de la vida - respondió el comerciante.
- ¿Y qué crees que estoy haciendo en este momento? - respondió satisfecho el indio Orawë.

Nota: dedicado a aquellos que me leen (muy especialmente a Silvia -¡¡suerte!!- y a mi seguidor malagueño -espero no defraudar-), a Toni Lodeiro por firmarme su obra "Consumir menos, vivir mejor" en la recién concluída feria Biocultura, de la que extraje el cuento y a aquellos que creen que aunque la lucha sea mucha, el camino a recorrer es lo suficientemente satisfactorio como para justificar los contratiempos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Tu aporte, agente

Ser feliz es la inconfundible satisfacción de bienestar que proporciona el saberse en el camino correcto.

Como he comprendido recientemente, optar por un consumo consciente y moderado como patrón no puede, en modo alguno, deberse a un sentimiento de culpa por haber nacido en el lado amable del mundo, sino más bien a un convencimiento personal de que un cambio cualitativo en los modos de hacer y comportarse de uno mismo conducen a la felicidad a través del sendero de la autocontención y la consciencia.

No debemos autofustigarnos, ni exigirnos más de lo que podemos aportar para producir ese giro en nuestros "quehaceres" porque puede volverse un arma arrojadiza en nuestra contra, posicionándonos ante un tunel de frustración e impotencia. Y si no podemos soportarnos a nosotros mismos con nuestras incoherencias, errores e incongruencias, difícilmente seremos capaces de proyectar a los demás un modelo positivo que ejemplarice.

Es por ello que me he obstinado en remarcar que el decrecimiento no es un modelo excluyente de ser, sino una malla de determinada luz (luz esta que no admite según que actitudes y comportamientos) a la que pueden asirse múltiples posibilidades de vida y todas ellas tienen validez y de hecho son loables.

Un horticultor de huerto urbano que no emplea fitosanitarios y que se autogestiona su alimento, un poblado indígena latinoamericano que celebra en ritual la fertilidad de sus buenas cosechas y la llegada del sol, un integrante de una ecoaldea que comparte en asamblea sus planteamientos de funcionamiento, un ciudadano de las grandes urbes que apuesta por fomentar la cultura y que adquiere sus productos en un pequeño comercio o un escritor altermundista o naturalista que contribuye a denunciar o embellecer lo que narran tienen un nexo en común.

Pese a sus incoherencias, que todos tenemos, son agentes activos (valga la redundancia) dispuestos y convencidos a empeñarse en poner a rodar una arquitectura social-ambiental que pivote en ejes distitnos a los actuales. Y aunque no pueden abstraerse al contexto en el que se embeben, ponen de su parte para humanizar y ambientalizar su entorno. De eso se trata, de que lo poco o mucho que puedas aportar, lo hagas. Lo demás formará parte del proceso que tú habrás contribuido a articular.

domingo, 26 de octubre de 2008

El nuevo mundo

Y bien, aceptada por todos la inoperancia de nuestros mandatarios políticos para defender los intereses de una mayoría (la política en tanto que gestión del "espacio público", de los "commons") y habida cuenta de la manifiesta incapacidad de los representantes sindicales para velar por los derechos de los trabajadores, es el momento de que estos de autoorganicen por su cuenta y persigan alternativas viables de lucha contra la degradación de la vida en su conjunto, ambiental y socialmente.

Si la sociedad no acepta, aunque respalde implícitamente con su inacción y su complaciente voto a unas siglas que presuntamente les representan, el sistema centralizado y de jerarquías elitistas en el que la suerte de cientos de millones de ciudadanos se la disputan caprichosamente multinacionales, banqueros y petroleras, que maquillando unas centésimas pueden acabar con las existencias de tantos inocentes que nacieron en "el lado oscuro", es el preciso instante en el que se antoja perentorio un viraje hacia la autonomía y la democracia participativa en forma de consejos o asambleas. La opinión de muchos para obtener soluciones reales, diversas e incluyentes.

Ha quedado sobradamente demostrado que el modelo (anti)social del pastel piramidal, que coloca como guinda al capital y que devoran unos privilegiados para que otros pasen la peor de las hambrunas, reparte indistintamente inequidad, injusticia, guerra, hambre y otras lindezas, lo que nos habla a las claras de su caducidad.

Si aceptamos esto, será el momento de pasar a edificar otra alternativa, o matriz de alternativas, de vida. De reconciliarnos con el medio y sus procesos productivos, aunque para ello tengamos que tomar la azada y sudar la gota gorda. De recuperar la vida comunal preservando, eso sí, nuestra intimidad y libertad de decisión y actuación. De reconocerse humildes ante la biosfera y quienes la cohabitan y abandonar el antropocentrismo "ombliguista". De desterrar el paradigma economicista, en el que sólo se valora lo productivo que puedas llegar a ser para el "statu quo" y el egoísmo que nos preside nos niega la posibilidad de ver más allá.

Construir el "nuevo mundo" será ciertamente una actividad dura y excitante, digna de ser vivida en primera persona. Revolucionaria desde luego. Quizá sólo apta para intrépidos. Es tiempo de aparcar corsés y ataduras y de lanzarse a la vibrante aventura de cambiar el estado de las cosas. Merece la pena, creedme.

martes, 21 de octubre de 2008

Esclavitud laboral

En este mundo que nos ha tocado vivir hay dos clases de personas: los que trabajan para vivir y los que viven por y para trabajar.

Estos últimos consumen su vida enfrascados en actividades que les absorben su creatividad, les niegan el derecho a disponer de un tiempo valiosísimo para disfrutar de su ocio, de otras personas y de sí mismos, les aislan del grueso de la sociedad, les agotan energéticamente y en definitiva, les van minando como personas hasta transformarlos pasito a pasito en un tornillo más de la máquina de demoler. De ese manido discursito productivista que lo impregna todo.

No ponen objeciones a flexibilizar su jornada laboral, a realizar horas extras (en no pocas ocasiones a cambio de nada), a simultanear varios empleos, a aceptar salarios misérrimos y condiciones laborales depauperantes (discriminación, mobbing, explotación...) y todo para poder permitirse ampliar su abanico de consumo, adquiriendo tal o cual producto al que de otra forma no tendrían acceso y que estiman necesario en su vida.

Los primeros, aquellos que ven en el trabajo un medio y no un fin, tratan de procurarse un empleo que les permita desarrollar sus capacidades y potencialidades, interaccionar positivamente con sus compañeros en la medida de lo posible a fin de fomentar en entorno saludable, gozar de su tiempo, incluso de aquel en el que se encuentran trabajando, no malgastar energías que podrían serles de utilidad en su ocio y no claudicar ante la explotación, el recorte de sus derechos o la imposición vertical de medidas draconianas.

Tanto unos como otros son conscientes de que trabajar es algo a lo que muy difícilmente podemos abstraernos hoy en día, pero los enfoques de ambos son radicalmente opuestos. Mientras unos creen que repartir el trabajo permitirá redistribuir generosa y equitativamente riquezas y liberar nuestro tiempo para ampliar el espacio de ocio, los otros se pretenden más libres en tanto que consumidores, al tiempo que contribuyen decisivamente a tejer la tela de araña que les atrapa y aprisiona. La elección sobre uno u otro modelo estriba en el deseo de cada cual.

martes, 14 de octubre de 2008

La criatura agoniza

A la criatura la fueron matando. Poquito a poquito y sin apenas darse cuenta. Creían en ella a pies juntillas. Era su dogma de fé. Su invisible mano sacra. Confiaban ciegamente en sus beneficios sociales, en su proverbial capacidad para resolver conflictos, en su infinita equidad, en su innato talento para repartir justicia, paz y riquezas...pero lamentablemente su fuerza se fue desvaneciendo, sus músculos debilitándose y su corazón apagándose sin remedio.

Quizá se la hubieran cargado entre todos. Quizá dejaran que se muriera. Los unos culpaban a los otros y los otros a los unos. Tanto daba a ojos de la criatura. El caso es que la criatura se encontraba ya en estado terminal. El cáncer ya había metastasiado y los tratamientos paliativos no harían sino prolongar la agonía. Expandir en el tiempo la no-vida de la criatura. Prolongar por exceso los estertores, esos intantes catatónicos en los que suspiras por un final digno. O breve y exento de sufrimiento, al menos.

Y sin embargo todos se volcaban en la recuperación de lo irrecuperable, en reconstruir el edificio sobre unos pilares de madera deteriorados por la carcoma. Como si tras el fallecimiento de la criatura no hubiera nada. La cuidaban, mimaban y brindaban todo el cariño que no supieron darle en vida, pues en vida la abandonaron a su suerte. Siempre he sido de la opinión de que tus aportes son más provechosos y gozosos con cuanta mayor capacidad de aprehensión estés dispuesto a recibirlos. Lo contrario es darse de bruces contra un muro sin sentido.

Y sin embargo, todos se empeñaban en aferrarse al delirio, en agarrarse al último hálito de no-vida (o de lo que resta de vida agonizante), en asirse a un clavo ardiendo que se consume incinerándose. Sin darse cuenta de que todo el esfuerzo y los recursos invertidos en la criatura irán a parar a muchas otras que aún están por venir y que sabrán aprovechar tanto mejor su herencia, al no dilapidarla repentina y arbitrariamente. Para construir un mundo en el que quepan muchos mundos. Y en el que el disfrute de algunos no sea a merced del sufrimiento del resto.

"Hablo de muerte en vida, instinto suicida. ¡No! Ni pan, ni agua. Para mí que quien elige ese camino está loco" (La Mala Rodríguez, 2004).

miércoles, 8 de octubre de 2008

Rehabilitando edificios para disfrute de todos

Uno de los aspectos que más me cautivaron desde un primer momento es la permeabilidad del concepto de decrecimiento y como una noción tan intuitiva puede aceptar una cantidad tan inabarcable de formas de entender la vida bajo el paraguas de la sostenibilidad.

Los "filósofos" del decrecimiento abogan por repensar nuestra sociedad en aras de mejorar la convivencia y reconciliarnos con el entorno y sus procesos productivos. Y entre ese repensamiento se encuentra una concepción distinta de la vida en su multiplicidad de formas y estilos.

Debido a ello, o más bien fundamentándose en ello, cobra sentido la alternativa de la okupación no violenta de viviendas y edificios abandonados por sus propietarios para dotarlos de una vida que se había diluido paulatinamente y habilitarlos como un escenario para compartir experiencias y conocimientos a través de proyecciones, seminarios, talleres o clases de apoyo, como una plataforma de encuentro de personas con inquietudes creativas, sustento de asociaciones y organizaciones contraculturales y apoyo de las sensibilidades vecinales, como un elemento dinámico y cambiante de la vida de barrio, que tan abandonada tenemos hoy en día en favor de los no-lugares (centros comerciales, carreteras, aeropuertos, internet...)...En resumidas cuentas, un espacio habilitado para la libertad y la realización plena como personas en un universo multicultural, enriquecedor y diverso.

Y puede que sea este ansia de liberarse de los uniformados corsés culturales, este afán por crear una sociedad diferente y sin clases en la que cada voz sea escuchada y tenida en cuenta, que opere por cauces distantes de un proceder único, de socializar espacios para el goce en común ajenos a la lógica del mercado, el que incordia a las autoridades políticas, recordémoslo gestoras y administradoras de los bienes comunales o "commons", quienes se empeñan en cercenar cualquier atisbo de iniciativa nacida del pueblo.

Para finalizar, os dejo con un tema musical que marcó mi adolescencia y que resume razonablemente bien el sentir de muchos respecto a la alternativa, mejor dicho: el crisol de alternativas planteadas por la iniciativa comunal de la okupación. Porque seguimos necesitando vivienda, necesitando locales, necesitando con urgencia bonitos y grandes centros sociales.

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lunes, 6 de octubre de 2008

Cuestión de mentalidad

Un problema no puede ni debe resolverse con la misma mentalidad que lo creó.

Parece obvio. Aplicando nuevamente un posicionamiento erróneo que está inserto en la misma raíz del conflicto, no hará sino abundar en su enmarañamiento y avanzar en el sendero obstuso de la irresolubilidad.

Bien, pues un planteamiento tan de perogrullo como éste, parece no afianzarse entre nuestra "clase" política (ponedle nombre y apellidos si así os resulta más sencillo de comprender), que acude a empresarios, banqueros o a otras fuentes neoliberales en busca de respuestas a una crisis de la que fueron absolutos cómplices, incluso instigadores y que, aún hoy, supone una perfecta excusa para lucrarse a costa del ciudadano de a pie.

Los artífices de la situación actual somos todos, si bien el grado de responsabilidad que debe atribuírsenos a cada cual es variable. Todos y cada uno de nosotros padecemos desde hace tiempo un síndrome de Diógenes de vanguardia. Me explico: nos dedicamos en cuerpo y alma a atesorar compulsivamente todo aquello que tiene algún valor (añadido al de su mero uso práctico) y más aún si posee la etiqueta de "novedoso" o "lo último en" (electrónica, tecnología...). Instalados en este egoísmo depauperante, somos capaces de mostrar nuestras fauces y el rostro más deshumanizado ante los demás seres (instigar guerras por minerales o petróleo) y ante el entorno que nos sustenta (esquilmar los caladeros de peces, contaminar cosechas con fitosanitarios y organismos modificados genéticamente...).

Creemos que tener más, consumir más, aparentar más...nos hará mejores. Y es ese absurdo dogma de fé irracional el que nos ha posicionado al borde del abismo. El sistema está colapsado, ya nadie lo discute. La especulación ha tocado a su fin. Las empresas quiebran, los trabajadores son despedidos en masa (expedientes de regulación de empleo) y las bolsas se desploman. Emergen voces alertando de lo inadecuado de proyectar el capitalismo a futuro incluso entre los acérrimos de éste. Es tiempo de reflexionar desde otra mentalidad distinta. Sin prisas, pero sin pausas, ya que no nos queda mucho tiempo para adoptar decisiones. Decisiones de las que depende nuestra continuidad como especie en un planeta desbordado.

sábado, 4 de octubre de 2008

Enemigos creados

Una sociedad inmadura y acrítica es un perfecto caldo de cultivo para la siembra de miedos, pánicos, temores y terrores.

Y desde luego resulta más dúctil y maleable para quienes nos gobiernan y no me refiero estrictamente a aquellos que figuran en las papeletas que vertemos a las urnas de metacrilato, puesto que éstos apenas tienen ya autonomía decisoria (soberanía) en comparación a los dirigentes de multinacionales, petroleras o entidades bancarias.

Cuando estos miedos se capitalizan con acierto, las personas nos convertimos en un sencillo juguetito en manos de nuestros mandatarios. Lo sabía la administración Bush, con su estratagema basada en erigirse en "padre protector" ante la espada de Damocles que suponía el terrorismo de corte islamista radical, del mismo modo que Kim Jong Il, el "amado" líder de la Corea comunista, cuando genera un estado de excepción perpetuo ante la inminencia de un eventual ataque norteamericano. Y por tomar un ejemplo más cercano, todos los gobiernos españoles (UCD, PSOE y PP) han sabido, en mayor o menor medida, polarizar el contexto político entre partidarios o detractores de ETA sin conseguir jamás resolver la controversia de fondo.

El sistema actual se sustenta en buena medida porque se presenta como el único discurso válido frente a la temible y acuciante amenaza que supone el adversario. Dicho enemigo puede ser ficticio o real, pero cuanto más verosímil se dibuje a éste, mayores son las posibilidades de que el discurso del miedo cale entre la población. Generalmente suele adoptarse como tal a una minoría por lo general inofensiva y opositora al "statu quo": los gitanos en Italia, el independentismo vasco en España o la disidencia en Cuba.

Frente a este desconcierto y pánico generalizado, sólo cabe una solución posible: conocer al otro mediante el diálogo y comprender la realidad desde las dos supuestas polaridades que nos plantean, de tal modo que podamos percibir el presunto problema en su justo grado. Esto es, que por lo general ni el lobo es tan fiero como lo dibujan, ni el cordero salvador tan inocente como se pretende y que además existe una paleta de colores intermedios entre el blanco nuclear y el negro defunción.

jueves, 2 de octubre de 2008

El "no" virtuoso

Me preguntaréis porque diserto tanto sobre un cambio de modelo económico, social y ambiental y no ofrezco alternativas concretas del día a día para llevarlo a cabo de un modo progresivo.

Podría dispersarme entre un marasmo de posibles respuestas o soluciones parciales a problemas cotidianos (intenta minimizar los viajes en avión o vehículo privado, no emplees bolsas de plástico, recicla, apoya el comercio y la producción de alimentos local, prioriza los sentimientos positivos, crea sin destruir, ama a tus semejantes...), si bien considero que la clave del asunto es tan sencilla como saber decir "no" a tiempo.

Y ese "no" por respuesta en modo alguno implica una oposición sistemática, antes bien, un "no" valiente y osado es la afirmación de que existe un camino en positivo que se opone de raíz a ese que nos plantean y que parece poco menos que incontestable, admitiendo que quizá no todo ese planteamiento inicial sea rechazable en su conjunto.

A cada uno de los individuos que formamos la sociedad se nos ha educado para aceptar con mayor o menor resignación el futuro que se nos depara y no para cuestionar cual es nuestro porvenir y por que es ese nuestro destino y no otro distinto. Así, se nos inculca con prontitud una sociedad de clases, en la que el maestro imparte (verticalmente) su lección al alumno en un marcado aprendizaje unidireccional y es ese maestro quien nos reprende cuando incumplimos su mandato. El alumno, recién iniciado en la sociedad, comprende bien temprano que debe ceñirse a su guión, estudiar, más bien memorizar, lo que otros deciden conveniente para él, cuando ellos estiman oportuno y del modo que asumen correcto y con ello pasa a desempeñar un rol servil a merced del resto de las personas y del sistema al mismo tiempo.

La asunción de este papel y el "sí" resignado nos acompañan a lo largo de nuestra trayectoria vital y muy especialmente en el ambiente laboral o comercial. Se nos enseña que esperan de nosotros y en qué medida hasta...que nos soliviantamos y plantamos un "no" por respuesta.

Ese "no" trae aparejada por lo general una desaprobación social: ceños fruncidos, retiradas de palabra, miradas de desdén, gestos de reprobación en definitiva. El coste de nuestro atrevimiento. Y sin embargo, ese "no" virtuoso es una valiosa lección de autodescubrimiento, de autonomía, de autoafirmación y de apuesta inequívoca por la libertad individual.

Ese "no" inconformista y transgresor es el que, implícita o explícitamente, enarbolamos quienes nos oponemos a este desacertado modelo economicista del "tanto tienes, tanto vales", que no es otro que un "sí" a vivir en armonía con otros seres y en un entorno en paz, a ser felices sin perjudicar a nadie en un mundo en el que todas las voces sean escuchadas y cuyo modo de vida no sea un discurso único y hegemónico.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Ni capitalismo, ni comunismo...decrecentismo

En efecto, nuestro cuestionamiento del sistema actual no debe ceñirse en exclusiva a la crítica cruel y despiadada hacia esa irresponsabilidad que representa el hecho de que deleguemos en "la mano invisible" y ajena del mercado el manejo de todo, como el Gran Hermano que dibujaba George Orwell en su novela 1984.

Aún en el supuesto de que el estado controle las dinámicas de producción de alimentos, bienes y servicios, si semejante proceso permanece envenenado por la lógica maquiavélica del discurso productivista (producir a destajo en el menor tiempo posible), las personas nos transformaremos inexorablemente, por obra y gracia del discurso hegemónico, en tornillos de la máquina de demoler: el despilfarro de riquezas naturales continuará a su ritmo, la apropiación y destrucción de territorios será un no parar, desaparecerán las especies, los espacios y los procesos que tenían lugar en los ecosistemas, se exacerbarán las temibles consecuencias del cambio global afectando más a quien menos lo merece y así consecuentemente.

Al fin y al cabo, como leía por ahí, tan nefasto es el petróleo neoliberal (capitalista de mercado), como el comunista (o capitalista de estado). El medio no atiende a ideologías y huelga mencionar ejemplos de uno u otro signo, que nos son tan obvios y cercanos.

El proceso de cambio debe serlo también de superación de modelos caducos y anquilosados en el pasado. Ya no cabe otra elección posible, dado que nuestro empecinamiento y nuestra fé infinita en la inagotabilidad de recursos procurada por los prodigios de la ciencia, se ha encontrado sin elegirlo con la finitud de la biosfera y la incapacidad del medio para sostener un tren de vida como el actual "sine die".

De tal modo que si perseguimos mantenernos con vida (pues de eso trata el concepto de sostenibilidad), es más: con una vida digna de ser vivida, debemos apostar decididamente por articular una alternativa más respetuosa con otras personas, léase conviviendo felizmente y repartiendo equitativamente la riqueza, y con el medio, sin exprimirlo al máximo en busca de réditos económicos y respetando sus capacidades productivas y de regeneración de recursos y su resiliencia (capacidad para readaptarse a las perturbaciones que sobre él ejerzamos). Sólo así evitaremos estrellarnos contra un muro sólido e infranqueable.

martes, 30 de septiembre de 2008

Intoxicación informativa: alter vs. anti

"Por su mismo exceso, la "sobreinformación", se vuelve desinformación y se combina con la publicidad comercial y política para hacerse deformación, propaganda y manipulación. Es una verdadera empresa de intoxicación" (Serge Latouche, 2007).

Cada jornada nos zambullimos en este universo de la abundancia de palabras que es la red de redes, una expresión virtual/digital de la infinita información que nos asedia diariamente, estemos dispuestos a aceptarla o seamos absolutamente refractarios a la misma.

Este bombardeo desconsiderado, indiscriminado y sistemático de datos, al ser procesado y asimilado, torna la información en una poderoso arma de doble filo apta para ser manipulada al antojo de cada cual de cara a influir y condicionar a los receptores de dicho mensaje en su propio interés, generalmente económico. Me preocupa y, en cierta medida, me entristece que sean los medios de masas quienes se encarguen de formar la opinión del lego (y no a la inversa: que los periódicos y las radios muestren la voluntad inequívoca del pueblo), sin que éste plantee la menor oposición o apreciación crítica.

Un ejemplo cotidiano de ello son esas noticias que invierten su espacio en explicar profusamente el "qué" y el "cómo", sin preocuparse lo más mínimo por esclarecer el "por qué", la raíz en la que se fundamentan esos hechos, las motivaciones, las causas subyacentes.

Tomo un diario presuntamente de izquierdas y leo lo siguiente: "Detenidos 14 "anti-sistema" por disturbios frente a un hotel". De un modo sutil, el titular etiqueta a los intervinientes en una manifestación como contrarios al sistema sin explicar de qué trata éste o por qué se oponen al mismo, lo que posiciona al lector en su contra antes incluso de haber destripado la noticia.

Me incomoda el término anti-sistema, como a tantos otros opositores al actual estado de las cosas, porque no lo hacemos por despecho o enconamiento, sino por encontrar pertinente un cambio radical, sustancial y profundo hacia un nuevo sistema-matriz, que no es único ni excluyente, en el que predominen otros valores (amor, amistad, integración, solidaridad, apoyo mutuo, intercambio de conocimiento y saber, goce del momento, paz, ocio inmaterial) en detrimento de los que actualmente se potencian (egoísmo, zafiedad, privacidad, exclusividad, violencia, ocio material). Así que preferimos considerarnos "altermundistas" como ponentes de una realidad alternativa válida, que "antisistemas" con sus connotaciones nihilistas y viscerales.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Tras las rejas

Hoy me vais a permitir una licencia tras una semana de silencio. No tengo intención de hablaros sobre las maldades de la economía de mercado (pues hasta Bush nacionaliza últimamente empresas para corregir los "fallos del mercado"), sobre lo absurdo de según que "avances científicos" (¿un acelerador de partículas para analizar el principio del universo?), sobre la obstinación por el crecimiento del sacrosanto PIB o sobre malos hábitos cotidianos que hipotecan nuestro futuro y el presente de muchos. Hoy quiero hablaros de las cárceles.

Y acudo al método habitual para preguntarme dudas tan elementales como ¿qué son las cárceles? ¿qué función desempeñan? ¿por qué se encarcela? ¿a quién se encarcela? ¿cuándo se encarcela? Es decir indago en las célebres W´s que todo periodista modélico debería referenciar en sus escritos.

Si partimos de la base de considerar una cárcel bien como centro de reeducación o reinserción social (su acepción más eufemística), bien como local destinado a la reclusión de presos (la entrada que aporta la Real Academia Española), entonces estaremos reconociendo un error implícito en el sistema: si se educa correctamente, ¿por qué habría que reeduca o reinsertar? Si vivimos en una sociedad libre y democrática, ¿en base a qué se apresa?

En una sociedad regida por una normativa de conducta bastante estricta y encorsetada (¿habéis osado contradecir lo que la educación "institucional" os ha inculcado? Apreciaréis mi afirmación en todo su esplendor), todo aquel que disiente de ésta es susceptible de ser considerado amoral, antisocial o algún calificativo aún peor. En función del grado incumplimiento de dicho códice de actuación, variable según el régimen político y apenas moldeable o adaptable a las coyunturas personales, la persona (¡¡antes que ciudadano o consumidor somos personas!!) es sancionada en mayor o menor medida (desde una reprimenda hasta la privación de su libertad).

En el peor de los supuestos tras infringir el código, os encontraréis recluídos en un centro de internamiento como tantas otras personas en un lapso temporal prefijado y dictado generalmente por un sólo juez "omnisciente". ¿Cuántas de ellas son realmente culpables del delito que se les imputó? ¿Opera la justicia con idéntico rasero para el millonario que puede costearse un bufete de abogados que para quien que proviene del último extracto social y ha de conformarse con el abogado de oficio? ¿A cuántas de ellas creéis que se reeduca o reinserta en la sociedad? ¿Consideráis que el paso por la penitenciaría es inocuo o realmente deja secuelas? Os invito a reflexionar, formulando respuestas sinceras con vosotros mismos y una vez realizado el ejercicio, a proyectarlo en vuestra conducta diaria para reverter la situación.