No me duelen prendas en reconocerlo: siempre me han fascinado las pirámides.
Hace cosa de unos años tuve oportunidad de visitar Egipto y cuanto más te aproximas a ellas, más te cuesta imaginar bajo que técnicas y procedimientos fueron construidas. Probablemente, su singular belleza externa oculte un lodazal de explotación y tortura de esclavos para cargar con semejante cantidad de piezas de gran calibre, a fin de satisfacer al caprichoso emperador de turno.
En lo que se circunscribe al terreno artístico me parecen admirables, no así cuando se refieren a la adopción de una jerarquización en términos sociales o económicos, en los que las decisiones se imponen desde arriba hacia abajo y no desde un deseable consenso o puesta en común.
Sentada esta reflexión, sin duda la más admirable de las pirámides que conozco es la formulada por Abraham Maslow sobre las necesidades y motivaciones del ser humano.
Maslow establece en su teoría que las necesidades fisiológicas elementales se sitúan en la base de la pirámide, puesto que son las primeras en ser satisfechas (alimentarse, beber, respirar, dormir); sobre estas se disponen las necesidades de seguridad y protección (aquellas que hacen peligrar la integridad); sobre estas se posicionan, a su vez, las necesidades de aceptación social (amor, amistad, pertenencia grupal); sobre estas, las necesidades de estima o autoestima (reconocimiento del valor propio) y la cúspide queda reservada a la autorrealización, la sensación de saberse en el camino adecuado, la felicidad al fin y al cabo.
Y os propongo un sano ejercicio: considerad cuales de estas necesidades habéis satisfecho y cuales os quedan por satisfacer, preguntándoos interiormente el porqué no han sido satisfechas y si una mayor cantidad de bienes materiales (una vivienda en propiedad, un coche deportivo, el último modelo de una consola de juegos...) conseguirían este propósito o se precisa de algo más para lograrlo. Espero pues vuestros comentarios y reflexiones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hace unos años me hice el firme propósito de asegurarme la vivienda, y durante este tiempo he pagado todo lo que de mi sueldo podía para pagar la hipoteca. Por fin lo he conseguido y esa base de la pirámida ya la tengo cubierta, así que, al contrario de lo que la mayoría pensaba... he pedido reducción de trabajo y en Septiembre, seré mas libre para seguir subiendo en la pirámide. Ganaré menos dinero, pero tendré mas tiempo para leer, estar con los amigos y autorealizarme.
Sabia elección la tuya y te deseo un gozoso ascenso por la pirámide.
Publicar un comentario