lunes, 16 de junio de 2008

Ecodisfraz (o filantropía de cara a la galería)

De veras que me asombra como se están desarrollando los acontecimientos. Me asombra la actitud del ciudadano medio que, con prontitud y ante un hecho imprevisto como es el desabastecimiento de alimentos básicos como consecuencia de una huelga general de transportistas, se lanza como ave de rapiña en busca de alimentos, estén estos al precio que estén.

Pero os confieso que si lo anterior me asombra, lo que me maravilla (entiéndase la ironía) de un modo mucho más notorio es la capacidad que tienen las empresas energéticas de "presentarse" ante la sociedad con un discurso rayano en la filantropía y en el amor a la madre naturaleza.

Endesa trabaja por el futuro de los hijos de nuestros hijos; Iberdrola considera que lo hemos hecho bien y llama a continuar en esta línea para impulsar la economías para que genere riqueza, desarrollo y futuro, puesto que, según su criterio, crecer es la esencia de la vida; Repsol YPF reclama para sí la capadidad de inventar el futuro y así un largo etcétera.

Es fantástico comprobar que a quienes nos suministran energía, de la que apenas un 10% de medio procede de renovables dicho sea de paso, les preocupa no dañar el planeta y además les mueve el reto de garantizar el suministro al grueso de la sociedad sin discriminación. Así se transforman en adalides de la responsabilidad social corporativa, elaboran memorias de sostenibilidad, invierten en fondos éticos y buscan un huequecito en la parrilla del ranking empresarial de élite, el índice bursatil Dow Jones Sustentability.

La realidad es que como entidades privadas y a diferencia de las cooperativas (que reparten los excedentes obtenidos que generan entre sus trabajadores), las empresas energéticas buscan maximizar los beneficios y producir un crecimiento anual sin matices o consideraciones ambientales (aquello de que la biosfera es un entorno limitado, con una capacidad única de producir recursos y absorber residuos). Y si para ello hay que convencer a los stake holders (accionistas, proveedores y clientes principalmente) maquillándose y engalanándose como auténticos protectores del medio ambiente, pues hagámoslo, así todos creerán que al consumir energía de nuestra compañía, están colaborando a recuperar el entorno común.

Así que ándense con cuidado cuando el tubo catódico les agasaje con mensajes placenteros de las compañías energéticas y mantengan afilado el espíritu crítico por lo que pudiera suceder.







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