martes, 24 de junio de 2008

La danza (inquieta) de los nadie



Cuando el rebaño se encuentra anestesiado y pendiente de lo que a once luminarias de pantaloncitos cortos, que ganan en un año más de lo que ellos podrán obtener en su vida, les ocurra, a otros nos tiene en vilo que en el transcurso de ese célebre encuentro de cuartos de final veinte individuos, africanos para más señas, se lanzaran a la desesperada para cruzar el umbral que separa el Norte del Sur. El rostro amable del lado oscuro.

Aceptémoslos, hemos repartido mal el pastel y algunos nos hemos quedado con la mejor porción o incluso me atrevería a afirmar que con la totalidad del pastel. Y, como decían los desaparecidos Hechos contra el Decoro, esta gente tiene una cuenta pendiente y la va a querer cobrar.

¿Pensábamos que los nadie jamás se rebelarían para reivindicarse? Bien, pues algunos éramos conscientes que su aparente calma y resignada aceptación de los acontecimientos, iba a tener una contestación en firme tarde o temprano. Y hace tiempo que esta ha llegado. Se ha agotado su paciencia. Les hemos prometido el cielo a través de los mass media. Y las migraciones han comenzado. Edificar alambradas de mayor altura o blindar las fronteras con cantidades ingentes de agentes de seguridad o con legislación indigna que vulnera los derechos humanos, de poquito va a servir.

Cuando aceptemos la voluntad de compartir, de que bien asignados, hay recursos para todos, entonces no tendremos inconveniente alguno en aceptar e integrar a los migrantes (¡ojo, no utilizo los términos emigrantes o inmigrantes!) como un hermano más que cohabita el mundo y del que podemos obtener experiencias de intercambio al menos tan gratificantes como las que tenemos con el resto de los nacidos en el rostro amable del mundo.

No hay comentarios: